Luna
No pude evitar soltar el primer quejido de mi boca al despertar, sentía mi cuerpo atorado después de una noche intensa.
Lo admitía, la resaca del otro día era insoportable, pero más insoportable era sentir ese dolor agudo en mi cabeza. Estaba arrepentida de haberme pasado de alcohol por horas y, después, volverme de la joda con Mateo. Y hablando de él, ni siquiera se encontraba en la habitación, amanecí yo sola en su cama y toda tapada. El último recuerdo que tenía antes de morirme del sueño, era yo destapada por el calor que tenía después de coger.
No sé qué tan bueno era despertarme sin él al lado mío, no podía hacerme eso. No me lo merecía.
Sólo agarré mi celular para fijarme la hora y me tranquilicé al ver que recién eran las doce del mediodía, todavía tenía tiempo para ir a mi casa a cuidarla como mamá me lo pidió. Sólo necesitaba tomarme mis minutos de recomposición física.
Volví a apoyar mi cabeza en la almohada con pesadez y ya sentía otra vez mis ojos cerrándose, no eran suficientes sólo seis horas para dormir. Ahora necesitaba un día entero.
Sin embargo, me desperté nuevamente al escuchar la puerta de la habitación abrirse, pero no quise moverme de la posición en la que estaba, era muy cómoda y desaprovecharla sería un crimen. Sentí mi costado del colchón hundirse y tan sólo dos segundos después, él se había apoyado en mi hombro para chequear que esté despierta.
—Dejame dormir— exigí, estirando más la sábana hasta ponerla en mi cuello.
—Dame bola, forra, hace una hora estoy despierto— se quejó, volviendo a destaparme. Ya cuando se levantaba con ese tonito de caprichoso, me daban ganas de matarlo, pero no podía. Qué gentil de su parte haberme dejado dormir una hora más, era capaz de despertarme, pero no lo hizo.
—Tengo sueño, Mateo, dale— murmuré quejosa, tratando de despegarme de él. Estaba arriba mío como si fuese un peluche, y sus besos no paraban de repartirse por mí mejilla libre. Acorralada quedé.
—Compré facturas.
Había palabras clave que me hacían abrir los ojos de una, y esa era una de ellas. Pero me mantuve en mi misma posición, como para que se dé cuenta que no pensaba levantarme de la cama.
—Ya puse el agua para el mate— prosiguió.
—Que lo disfrutes...
Y pasó, Mateo me terminó destapando por completo.
—La puta que te re parió— volví a murmurar.
—Buen día, mi amor— saludó él otra vez, pasando por alto mi intranquila puteada.—. Te espero en la cocina— avisó.
Por más que haya puesto la peor cara de orto del mundo, Mateo se atrevió a dejarme un lindo beso en la sien para terminar de despertarme.
—Esperá...— intervine, agarrándolo de la mano antes de que salga por completo de la cama. Aún me costaba abrir los ojos, pero eso no me impedía hacer el esfuerzo de mirarlo.—. Quedate un ratito acá conmigo, no me quiero levantar— repetí.
—Pero así te va a dar más sueño— argumentó.
Y me puse de mal humor.
—Forro— critiqué, dándome vuelta para darle la espalda.
Ni siquiera lo estaba viendo, pero sabía que estaba sonriendo como el mayor hijo de puta.
Terminó haciéndome caso y luego de acomodarse al lado mío como antes, me hizo girar para mirarlo y se escondió con complicidad en mi cuello. Sus besos tiernos me volvieron a tomar por sorpresa en aquella zona, y mis ganas de morfármelo ahí mismo eran incalculables.
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crew; trueno.
FanfictionC || "Esto es simple: cuanta más rivalidad haya entre tu crew y la mía, más me calienta saber que preferís venirte a mi bando" Donde Luna se encuentra acorralada entre dos bandos con su amiga, y en uno de esos grupos de raperos se encuentra Mateo, l...