Layla Torres estaba viviendo el día más feliz de su vida, el más loco, el único en el que se había permitido arriesgarse sin pensar en las consecuencias, el primero en el que se sintió viva de verdad. Porque después de pasar todo el día con un chico que apenas conocía, se encontraba recostada en la arena jadeante, agotada, pero aún así aquella sonrisa no abandonaba sus labios mientras sostenía la cálida mano de Jack Stevens.
Y sin notarlo ambos se habían quedado dormidos entre historias y estrellas, y con la arena entre los dedos. Cuando Layla se despertó solo había estado completamente segura de dos cosas, la primera era que su madre iba a asesinarla, y la segunda es que Jack estaba empezando a convertirse en su persona favorita.
— Ey, despierta — lo llamó mientras meneaba su hombro — Jack nos quedamos dormidos, ya es de mañana — Eso pareció ser suficiente para despertar al chico rápidamente. Se incorporó tan rápido que casi termina de nuevo en el piso, pero cuando recuperó el equilibrio se le quedó viendo como si el tiempo se hubiese detenido y nada más importará en ese instante.
— ¿Pasa algo? ¿Tengo algo en la cara? — preguntó ella preocupada, empezó a cuestionarse si en realidad se vería tan horrible por las mañanas.
— No pasa nada — dijo mientras se acercaba más a ella — Es todo lo contrario, estás hermosa — colocó un mechón rebelde de la chica, detrás de su oreja — No sabía que alguien podría verse tsn espectacular al despertar — podía notarse la adoración en su voz, y ella alargó una mano y peino un poco el cabello de él.
— Tú estás igual de impresionante, siempre lo estás — confesó ella en voz baja.
— ¿Qué opinas de los besos de buenos días? — cuestionó él sonriendo.
— Qué son la mejor invención humana — respondió ella y en menos de un segundo estaba recibiendo uno de los besos más tiernos y dulces que le habían dado en toda su vida.
— Creo que deberíamos irnos — murmuró él entre el beso, a pesar de que no quería detenerse.
— Yo también — concordó ella — Por cierto ¿Dónde está el auto? — preguntó con el ceño fruncido al no verlo en el lugar en el que lo estacionaron.
— No remolcaran autos en la playa ¿verdad? — preguntó él con miedo, en ese momento ambos se voltearon a ver con preocupación.
— ¡Mierda! — dijeron al mismo tiempo al llegar a la misma conclusión, les habían remolcado el auto y no tenían cómo volver.
— Puedo llamar a mi tía y que nos venga a buscar — propuso él, sin ninguna otra solución.
— ¿No te meterás en problemas? — la preocupación podía notarse en sus facciones, y eso lo conmovió.
— No te preocupes por eso — la tranquilizó — Por ahora lo más importante es llevarte a casa lo más pronto posible, no quiero causar una mala impresión a tu familia — ella quiso llorar de felicidad ante sus palabras.
— Creo que es imposible que causes una mala impresión — replicó con una sonrisa — Margo probablemente no le tomé mucha importancia, y estoy segura de que s Summer solo le importa si soy o no feliz, y sin duda tú me haces feliz — el chico apartó la mirada con las mejillas sonrojadas.
— ¿Qué es eso en tu brazo? — cuestionó él con preocupación, al observar una especie de tinta en el brazo derecho de la chica.
Layla con curiosidad levantó su brazo y empezó a inspeccionar, pero ni siquiera tuvo que empezar a leer el mensaje para que todo el color abandonará su rostro. Aquella era la letra de Baxter, y cuando terminó de leer no sabía cómo sentirse ni que pensar, y sin poder evitarlo las lágrimas empezaron a acumularse en sus ojos, mientras la frustración se hacía evidente. Baxter la confundía y frustraba a la vez, porque aunque decía una cosa luego hacía otra, y ya no sabía que era verdad o mentira cuando se trataba de él y tal vez eso es lo que más le dolía, no podía confiar en la persona que había amado toda su vida.
— ¿Estás bien? — preguntó Jack, mientras tomaba su rostro entre sus manos para ver su rostro, y asegurarse de que estuviera bien. Y ese simple gesto le hizo pensar, que tal vez Jack Stevens debió haber sido su alma gemela, y tal vez quería que lo fuera.
— Es un mensaje de él — no necesitó pronunciar su nombre para que el chico supiera de quién estaba hablando.
— ¿Quieres mi suéter? — se lo ofreció y ella conmovida aceptó. Él comprendía la situación y no la cuestionaba, al contrario intentaba ayudarla, y ella apreciaba aquel acto más que las palabras vacías de Baxter Radic.
— Él quiere luchar por mí, y por nosotros — explica ella mientras se coloca el suéter, tapando aquellas promesas vacías — Pero esta vez, no quiero que lo haga — ella lo miró a los ojos, y allí él comprendió el significado ocultó detrás de sus palabras.
"La única persona que quiero que luche por mí, eres tú" pensó Layla, y eso es exactamente lo que Jack interpretó de sus palabras.
— Llamé a mi tía mientras leías eso — intentó él cambiar de tema, y ella se sorprendió porque no había notado cuando realizó esa llamada — Gracias a Dios aceptó a recogernos, pero no tiene mucha gasolina y no puede llevarte a tu casa — explicó apenado — ¿Alguien podría buscarte, cuando lleguemos a su casa?
— Claro que sí, por eso no te preocupes, ya es suficiente que me den un aventón — sonrió agradecida — Ya va, ¿Le hablaste a tu tía de mí? — preguntó con una sonrisa burlona
— Solo le dije que estaba con una chica, no le dije con quién — aclaró antes de que siguieran las burlas.
— Okey esta bien, igual creo que Summer también sabe que existe ahora — dije en tono desinteresado.
— ¿Ya le contaste? — preguntó asombrado — Ni siquiera te he visto llamar a alguien en todo este tiempo ¡Wow! no creí que la telepatía de hermanas llegara a tanto — bromeó sonriendo.
— Qué chistoso eres — respondió con sarcasmo, pero aún así la sonrisa en sus labios era genuina — En su mensaje daba a entender que había alguien contra quién luchar — explicó — Y Summer y yo compartimos el Google Fotos, y como alguien secuestró mi teléfono ayer y casi me agota la memoria por tomar puras fotos — lo volteó a ver de forma acusadora y Jack solo levantó las manos mientras sonreía encantadora mente — Así que supongo que Summer las vio y se las mostró a él — finalizó con simpleza.
— No suena tan simple como la haces ver linda, aunque empiezo a comprender que las cosas no suelen ser tan sencillas a tu alrededor — comentó mientras se acercaba y la abrazaba.
— Ya estás aprendiendo — dijo sonriendo mientras aceptaba el abrazo — Y me gusta que me digas linda.
— Y a mí me encanta decirte linda — sonrió, mientras se separaba del abrazo y revisaba su teléfono viendo el mensaje que había recibido — Es mi tía, ya llegó — dijo mientras suspiraba y tomaba la mano de la chica.
— ¿Dónde no la veo? — preguntó la chica con el ceño levemente fruncido.
— Allí está — Él señaló un auto azul a la distancia, y podía distinguir se claramente como una mujer se bajaba de el.
Pero mientras más se acercaba, Layla la distinguía un poco más, y sorprendentemente empezaba a reconocerla. Aunque jamás había visto su cabello rubio con ondas cayéndole por los hombros, o sus ojos azules que parecían saber todo del mundo, pero Layla había oído hablar tanto de ellos como para poder reconocerlos estando dormida. Aquella mujer enfrente de ella, la tía de Jack, era Marie Peters la chica de la que su padre había estado completamente enamorado toda su vida y había añorado hasta su último aliento.
Y por un segundo, pudo ver la duda y la incertidumbre en la mirada de Marie, y supo que aunque no lo demostró ella también la había reconocido sin saberlo. Porque Layla era la copia de su padre, y Marie era exactamente igual a como se la habían descrito, y porque ambas estaban destinadas a encontrarse ya que así lo había impuesto el destino.
Porque Marie Peters era la pregunta a todas las respuestas que Layla se había hecho durante mucho tiempo. Y Layla era la solución a los problemas que ella no quería admitir que tenía. Ambas se necesitaban sin saberlo, y tal vez incluso estaban destinadas a salvar a la otra.
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Invisible String - Baxter Radic
FanfictionLayla Torres se ha pasado toda su vida en busca de su alma gemela. Desde el momento en el que nacemos, obtenemos una marca de alma gemela. No siempre es la misma para todos. En algunos casos, son las iniciales de tu alma gemela. En otros, toda herid...