Capítulo diecinueve: Mr. Loverman 🖤

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Luego de haber conversado con Marie, por primera vez en mucho tiempo Layla se sentía ligera, como si se hubiese quitado de encima un peso que no sabía que tenía. Y mientras permanecía en los brazos de Jack, ignorando el hecho de que pronto tendría que llamar a su madre para que viniera a buscarla, se sentía completamente bien.

— ¿En qué tanto estás pensando? — le susurró al oído el chico, mientras sus brazos aún la rodeaban.

Ambos estaban acostados en la cama del chico, mientras Layla yacía encima de él, recostada en su pecho, y a pesar de la posición en ese momento lo único que la chica sentía era tranquilidad y felicidad. En ese momento no necesitaba estar haciendo algo más, porque con solo estar a su lado ella se sentía plena.

— En que te quiero — le respondió, y ante el silencio de él, continúo — Todavía no estoy enamorada de ti, ni te amo, pero si te quiero — volteó a verlo — Lo suficiente para saber qué quiero un futuro contigo sin importar que tan breve sea, aunque dure solo un minuto, lo quiero si es contigo — volvió a recostar la cabeza en su pecho.

— También te quiero Layla — le susurró de vuelta — Sin importar el tiempo que estemos juntos, nunca te olvidaré — sonrió mientras se separaba un poco de ella — Pero creo que deberías llamar a tu madre para que te venga a buscar — sugirió con un poco de temor. Ella le asintió con una mueca.

— Tienes razón — le dijo mientras se levantaba y salía del cuarto un momento para hacer la llamada — Ya vengo — le dijo antes de abandonar completamente la habitación.

Ya en el pasillo y con su dedo a punto de presionar el botón de llamar al contacto de su madre, Layla estaba un poco asustada. Porque si casa siempre se había sentido como un campo minado, y con cualquier paso en falso podría ser destruida en cuestión de segundos. Porque las palabras de su madre eran más peligrosas que cualquier daga incrustandose en su piel, porque ambas se sentían de la misma forma.

La verdad es que no podía decir con exactitud porque no se sentía bienvenida en su familia, porque se sentía despreciada por Margo, porque había tantas razones que no sabría por dónde empezar. Pero la muerte de su padre fue la más obvia, y sobretodo el parecido que ella tenía con él, y tal vez ese fue el momento en el que su propia madre empezó a alejarla e ignorarla, o pudo haber sido el primer momento en el que se sintió desplazada por su madre, no estaba segura de cuál de los dos, pero uno no era muy diferente del otro.

Porque ella había aprendido de que si quería una familia que en verdad se preocupará por ella, tenía que crearla por sí misma, porque Margo Torres jamás sería su familia, no importa cuanto lo quisiera. Y aquella fue la razón por la cuál hacer esa llamada la tenía tan aterrada, se había pasado toda la vida intentando alejarse e independizarse de su madre todo lo que pudiera, pero ahora necesitaba su ayuda una vez más y eso la frustraba. Pero aún así marcó el número de su progenitora con miedo en su corazón, porque ninguno de sus planes había estado saliendo como quería, entonces Margo no tendría que ser la excepción, puede que al final no necesitará crear la suya para tener una familia.

— ¡Layla! — por un segundo juro que pudo oír el grito antes de que su madre contestará — ¿Qué crees que haces? ¡No puedes irte sin decir a dónde y desaparecer por un día entero! ¡Voy a ir por ti en este instante! ¡Mandame la ubicación ya! Llegó en cinco minutos — sin siquiera dejarle contestar, su madre ya había finalizado la llamada, pero aún así no se quejaba, mientras más pudiera postergar la conversación mejor. Suspiró mientras regresaba al cuarto con Jack y le mandaba la ubicación a su madre, para luego acostarse de nuevo en la cama del chico boca abajo,

— ¿No ha salido muy bien, eh? — le preguntó mientras se acostaba a su lado, y le acariciaba el cabello. Ella levantó la mirada solo para ver sus ojos azules, y nunca antes había deseado besarlo tanto como en ese momento.

Invisible String - Baxter RadicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora