Adelanto Exordio (2/2).

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Alán

Dos años después.

Mire la liga que Maia me había dado y un suspiro cansado salió de mis labios.

Ya habían pasado dos años desde ese día. Dos años en los que había recuperado lo que me gustaba hacer, sin tener a mi padre diciéndome que hacer y que no hacer.

—Alan, llegamos tarde. -me coloque la liga en mi muñeca y seguí a mi compañero de vuelo. —Hoy tenemos un viaje bastante corto. Transportaremos a una hermosa mujer y a sus tres hijos, creo que su nombre es Ayleen, Ayleen Salvatierra.

Me detuve abruptamente tras escuchar el nombre de ella.

—¿Ayleen? -luego de nombrarla mi corazón empezó a latir desenfrenadamente.

—Si hombre, Ayleen Salvatierra.

Mire la liga en mi muñeca y la alegría invadió mi cuerpo.

Luego de dos años vería a Maia.

—¿Estas bien, Alan? - mi compañero se colocó delante de mí agitando un ade sus manos delante de mi cara.

—Estoy bien -dictamine con una gran sonrisa en mis labios.

—Sabia que estabas loco, pero esto me lo acaba de confirmar. -dictamino él para luego retomar el curso hasta el avión.

Camine detrás de él en silencio.

—Necesitas desestresarte, Alan. Así que cuándo lleguemos a Francia te llevaré al mejor club nudista que existe.

—No me interesa esa invitación Romeo, buscate otro compañero. -mi amigo y compañero bufó.

—Algo te está pasando Alan.

Claro que algo me esta pasando. En dos días cumplo dos años de que me separé de Ayleen, dos años de que no veo la hermosa cara de Maia. Dos años de que perdí contacto con mis padre y hermana. Dos años de que no he podido sacarme de la cabeza a Ayleen Salvatierra, mi bendito tormento.

—Me encargare de averiguar cuál es el gran misterio de tu vida, Alan -rode los ojos luego de escuchar.

—Has lo que quieras... -dictamine mientras subía al avión. Y mi mejor amigo luego de escuchar estas palabras bufó.

Yo sabía muy bien que él tenía curiosidad de saber más de mi vida pasada pero yo no estába listo para contarle a nadie que soy nada más y nada menos que Alan Montero, el ex CEO de la empresa de telecomunicaciones más grande y reconocida del país. Y tampoco estaba listo para contarle que anteriormente estuve casado con la actual CEO de la agencia de espectáculos más reconocida en todo el mundo, Ayleen Salvatierra.

En cuanto entre al avión mis ojos escanearon el interior del lugar. Vi a la aeromoza, la cuál me dió una gran sonrisa. Y no dudo en acercarse a mi.

—Alan, que gusto verte. -hice una mueca cuando ella me dio un abrazo enérgico. No soportaba esas muestras de afecto, no soportaba que ella no entendiera que no quería nada con ella, ni un aventura ni que seamos amantes. No quiero nada con nadie a menos que se llame Ayleen Salvatierra.

—Alicia te he dicho mil veces que no me gustan las muestras de afecto, y mucho menos que me llames por mi nombre, cuando yo no te he pedido que lo hagas. -me separe de ella y sin esperar la respuesta que me daría camine hacia la cabina.

—Por Dios hombre. Acabas de rechazar un polvo rápido. ¿Me puedes decir que rayos te sucede?

Coloque mis ojos en Erick y para que me dejara en paz de una vez por todas hablé, dejándolo con los ojos muy abiertos.

¡Me urge un heredero! [#3 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora