Ayleen.
Martín me extendió una botella de agua y yo tras aceptarla le regale una sonrisa.
—Gracias por hacer esto por mi, Martín.
—No tienes que agradecer Ayleen.
Él tomó asiento al lado mio en el sofá y me atrajo hacia su pecho.
—Siento que lo que estoy haciendo por ti es poco, comparado a lo que hiciste conmigo hace un año.
—Te ayude con gusto Martín.
Trate de sonreír pero lo que me salió fue una mueca.
—Gracias a tí ella esta a mi lado, por tí es que me voy a casar con mi estrella.
—¿Quién fue el que planeo todo esto?
—Alex, Kirk, Mail, Duncan, Dustin y yo.
—Todos ustedes están totalmente locos…
—Nosotros solo queremos que seas feliz Ayleen, y todos sabemos que Montero es quien puede hacerte feliz.
—De eso nada Martín. Lo que había entre él y yo se acabo para siempre. Estoy haciendo esto para darle un poco de su propia medicina, no porque me interese volver con él.
—Ayleen…
—No insistas porque soñé mi futuro y en este no estaba Alán Montero.
Martín enarco una ceja.
—¿Como es eso?
—Tengo la virtud de ver visiones y entre ellas vi mi futuro. Me dolió ver que él no estaba en mi futuro pero aún así debo seguir hacia delante.
—No quiero que termines así.
—Yo lo amo con todo mi corazón, pero tengo que aceptar que él no estara en mi vida Martín. -Martín me abrazó y dejo un beso en mi cabeza. —Tengo que cultivar mi amor propio y no dejar que pisotee mis sentimientos cada vez que le de la gana. Y si para amarte tengo que perderlo entonces que sea así.
Cerré los ojos cuándo sentí las lagrimas bajar por mi mejilla.
—Esas palabras me recuerdan una canción.
—Lo se. -me acomodé en el pecho de Martín y él empezó acariciar mi cabello.
—Perder para amarte…
—Ganar al encontrarme.
Unos incesantes golpes en la puerta lograron que saliéramos de nuestra burbuja de felicidad.
—Espero que no sea quien estoy pensando.
Me seque las lagrimas y me levante del sofá.
—Existe la posibilidad de que sea quien estas pensando.
Martín se colocó sobre sus pies y fue quién se encaminó hacia la puerta. La abrió y me dejo ver a un Alán Montero totalmente alcoholizado.
—¡Ayleen, perdóname…!
—Martín escolta al caballero fuera de mi habitación.
—¿Crees que si le hago un video bochornoso para vendérselo a las prensa amarillistas me den mucho dinero?
—¿Crees que si llamo a tu estrella y le digo que la bola de pelos asesina se escapo por tu culpa, ella reaccionará bien?
La sonrisa que tenía Martín en elos labios se borró luego de escuchar estas palabras.
—Si ella se entera que ese gato del demonio se escapó por mi culpa pone el grito en el cielo, y me corta las bolas.
—Entonces has lo que te digo.
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¡Me urge un heredero! [#3 de la saga Heredero]
Roman d'amourLlevo años enamorada de él, observándolo desde lejos. Así que en cuanto se presentó la oportunidad la tomé sin dudarlo. Pero, con lo que no contaba era con las exigencias de mi futuro esposo. -¡Me urge un heredero! Me quedé totalmente anclada al pi...