Ayleen.
Camine con prisa hasta estar frente a la puerta de la casa de Alexander y sin perder tiempo toque en repetidas ocasiones el timbre.
—¡Alexander…! -grite mientras tocaba el botón del timbre.
Y luego de dos minutos la puerta fue abierta.
—Primero, deja el drama. Segundo, ¿quién rayos eres? Tercero, ¿para que buscas a mi hombre?
Deje atrás la sarta de cosas que tenía para decirle Alexander, luego de escuchar esas palabras salir de la boca de ella.
—¡Contesta…!
—Te imaginaba menos volátil.
—¿Ah, si…? ¿Se puede saber que más te imaginabas de mi?
La dama se cruzó de brazos y recargo su cuerpo contra la puerta de roble.
Y esto es un indicio de que me daría cuerda para después partirme la mandarina en gajos. Como dicen.
—Imaginaba que… -hice un pequeña pausa y eso pareció molestarle a la dama.
—Habla, porque no tengo toda la mañana para escucharte canturrear como un pajarito.
—Imaginaba que eras más dócil.
—¿Dócil yo? No me hagas reir…
—¿Te haría reir si te digo que busco al hombre que tienes convicto en esta casa? ¿Reírias a carcajadas si te dijera que me llevare a tu macho por algunas horas?
La dama enfureció sus facciones y me fio una mirada fulminante.
—Te doy tres segundos para que desaparezcas de mi vista…
Enarque una ceja y sonreí.
—De aquí no me voy sin Alex.
Ella se enderezó y dio un paso hacia mi.
—Vete. -susurro tratando de intimidarme. —Antes de que te corte la lengua.
Sus palabras por más hostiles que parecieron no lograron amedrentarme.
Justo en el momento en que iba sacar la sarta de cosas para hacerla enfadar más, ambas escuchamos la voz de Alexander.
—Ayleen.
La dama giro su cabeza y fulmino al preso de Alexander.
—¿Me puedes explicar quién es esta…… mujer Alexander Salvatierra?
Mi hermano trago saliva y yo en ese momento solte una gran carcajada.
—Una palabra más, dama, y te juro que Alex se hacía pis en los pantalones. -ella coloco sus ojos en mi y frunció su entrecejo —Tienes que darme los trucos que utilizas para ejercer ese control sobre Alex. Los necesito urgentemente.
—Ayleen…
—Una mujer como ella es la que siempre necesitaste, Alex. Te felicito.
—¿Quién diablos eres tú?
Coloque una gran sonrisa en mis labios y posteriormente le extendí mi mano derecha.
—Soy Ayleen Salvatierra, hermana del convicto al que controlas. Mucho gusto.
La dama, como mi hermano la hace llamar le brindo una mirada fulminante Alex antes de girar su cabeza hacia.
Ella estrecho mi mano y sonrió.
—Soy Alexandra Kemers. La verduga de Alex. Mucho gusto.
Le regale una pequeña sonrisa, para después colocar mis ojos en Alex.
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¡Me urge un heredero! [#3 de la saga Heredero]
RomanceLlevo años enamorada de él, observándolo desde lejos. Así que en cuanto se presentó la oportunidad la tomé sin dudarlo. Pero, con lo que no contaba era con las exigencias de mi futuro esposo. -¡Me urge un heredero! Me quedé totalmente anclada al pi...