Alán Montero.

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Alán.

Ocho horas, ocho malditas horas esposado a esta maldita cama.

-Se que me lo merezco, pero esto excede los límites... -inquirí mientras luchaba por sacar mi mano de la esposa.

Pero como era de esperar no pude lograr mi cometido.

-¡Ayleen...! -exclame con frustración. -Ahh...

Cerré los ojos y masajee mis sienes con mi mano libre.

-Se que merezco esta tortura, estoy consciente de ello... pero esta endemoniada música clásica me esta volviendo loco.

Me removí incomodo porque sentía las nalgas totalmente adormecidas igual que las piernas.

Esa endemoniada mujer cobrara un precio muy alto por lo que hice, de eso no hay duda.

Ocho horas, ocho malditas horas.

Mi teléfono empezó a vibrar insistentemente y yo maldije al no poder sacarlo de mi maldito bolsillo. Porque el bendito celular de encontraba en el lado derecho de mis pantalones y para mi desgracia la loca de mi esposa me coloco la esposas en la mano derecha.

Luche incansablemente por sacar el celular pero todos mis intentos fueron fallidos.

¡Genial...!

-Adios a la oportunidad de salvarme.

Bufe molesto y me obligué a mantener la poca calma que me quedaba.

Empecé hacer el ejercicio de respiración para calmarme.

1. Inhala.
2. Exhala.
3. Inhala.
4...

Mande el ejercicio de respiración cuando sentí que no estaba funcionando para nada. Más bien, estaba logrando hacerme cabrear más de lo que lo estaba.

-¡Ayleen...! ¡AYLEEN...! ¡AY...LE...EN!

Patalee con fuerza, para ver si con eso sacaba un poco la rabia que me esta carcomiendo por dentro.

Todo esto esta pasando por der un capullo de mierda. Tofo por ver codas donde no las había y por creer en las palabras de Casidi.

-Todo esto me pasa por creerte maldita bruja. -bufe mientras me removía en la cama.

-Pero miren a quien tenemos aquí...

Coloque mis ojos en el maldito que pretendía robarme a mi esposa y no dude ni por un momento en lanzarle una mirada fulminante.

-¿Qué haces aquí?

El muy maldito sonrió.

-Vine a comprobar lo que me dijo mi mujer...

¿Su mujer?

Sobre mi cadáver.

-Se que doy un idiota por alejarla de mi pero lucharé incansablemente hasta tener Ayleen otra vez entre mis brazos.

-Eso esta por verse porque en estos dos años que han transcurrido han dido suficiente para que ella buscará refugio en mi. -él de acerco a mi. -Perdiste Ayleen. Ella ahora es mi mujer y muy pronto será mi esposa ante Dios y los hombres.

-Yo, yo... la amo.

-Ya es muy tarde Montero.

No, porque no todo está perdido. Todavía me quedan armas por usar, todavía estoy a tiempo de arreglar y volver a enamorar Ayleen.

-Es tarde para quien no lo intenta, porque yo todavía estoy a tiempo de recuperar a mis hijos y mujer.

-Te deseo suerte, porque la vas a necesitar. -lo vi caminar hacia el clóset de Ayleen. -Para no seguir estorbando tu momento de relajación, tomare un poco de ropa y me marcharé en bola de humo.

¡Me urge un heredero! [#3 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora