Capítulo 1: Infelices por siempre.

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Ayleen

Me desperté de mal humor tal y como lo había estado haciendo desde tres semanas atrás.

—Ayleen.

—¿Madre me quieres matar de un susto?

—Tú padre te propondrá algo y tú como buena niña obediente aceptaras.

Hice una mueca de disgusto porque no me gusta bailar en los absurdos juegos de mi padre.

—No aceptare que él me meta en sus asuntos madre, así que preparate para que en esta casa estalle la tercera guerra mundial.

—Entonces dejate que tu padre se entere que estas embarazada, hay es que se desatara la verdadera guerra mundial.

¿Embarazada? ¿Yo?

—Yo no estoy embarazada.

—Hija… a mi no me puedes mentir. Porque yo se reconocer a una mujer embarazada desde lejos y tú estas embarazadísima.

—Madre no…

—Aqui tengo una prueba para que salgamos de dudas.

Mamá saco de una bolsa la prueba de embarazo y yo la tomé entre mis manos.

—Esto esta de más mamá.

—Claro que esta de más hija.

Rodé los ojos en cuanto coloqué mis pies fuera de la cama.

—La hare solo para ver tu cara cuando salga negativo.

Entre al baño y antes de ponerme manos a las obra, me mire en el espejo.

—Puta que asco.

Con estas fachas doy pena ajena.

Como diría mi padre.

Una Salvatierra siempre debe de estar al último grito de la moda.

Si lo se. Mi padre piensa que soy una típica Barbie.

Así que en ocaciones me gusta llevarle la contraria.

—Apurate Ayleen…

—¡Ya va mamá……!

Saqué la prueba de la caja, leí las instrucciones y seguí pasos a paso los mandatos.

La deje sobre el lavabo.

Y me dispuse a salir del baño.

—Mamá, tendrás que darme mil dólares si es negativa.

—¿Qué es lo que si sale negativo tu madre te dará dinero?

Me tense al escuchar la voz de mi padre.

—Papá…

—¡Respondeme Ayleen……!

Genial.

—Es sobre el nuevo producto que la competencia esta desarrollando.

—¿Estas segura de que es la verdad?

—Claro papi. -me acerque a él y para persuadirlo lo abracé y besé.

Todo lo que tengo que hacer por encubrir la verdad. 

—Hija te esperare en la sala de estar para ir a ver lo de tu vestido.

¿De que vestido mi madre habla?

—Mamá no necesito ningún vestido.

—Después de que terminé de hablar contigo si que necesitaras un vestido hija mía.

¡Me urge un heredero! [#3 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora