capítulo 35

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El fuerte de invisibilidad

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Evangeline

De regreso a la mansión la familia fue advertida de nuestro retorno. Sus inseguridades al respecto habían sido acertadas, y yo no quise escucharlos, lo que me ponía en una posición desfavorable. Durante el camino me mantuve en silencio, un torrente de impotencia y rabia me quemaba por dentro y mi cuerpo casi no era capaz de contenerlo. Estaba neurótica, no quería escuchar a nadie decirme que tenían razón y que debí hacerles caso, porque sé muy bien que esta amenaza no fue provocada por Omar y mucho menos para evitar que visite a su hija.

No tuvo manera de saber lo que haría. Lo tenía controlado, el hospital estaba custodiado y elabore el plan confidencialmente con sumo cuidado de no filtrar ningún detalle. Además, estamos en territorio europeo, aunque lo hubiese querido no posee las medidas necesarias para ejecutar una emboscada aquí. No sé quién pudo intervenir, pero esto parece salirse de control. Si quieren detenerme, es porque Evelyn se ha vuelto una pieza importante a la que no quieren que llegué. ¿Qué esconden?

Necesitaba replantearme lo sucedido, por lo que al bajar del automóvil ingresé a la mansión y fui directo hacia las escaleras, sin detenerme a dar explicaciones. No necesitaba hablar con nadie, necesitaba comprender qué fue lo que ocurrió realmente. Mi mente es como una ametralladora, ideas y suposiciones se disparan desmedidamente formando un bullicio ensordecedor en mi cabeza. Subí a la alcoba apresurada, sin percatarme de que Taddeo venía tras de mí, tan furioso como se puede esperar. Se enteró de lo que ocurría en el preciso momento que le advirtieron de la amenaza que me seguía. No esperaba menos que una discusión.

—¿En qué estabas pensando? — entra después de mí y cierra la puerta —Casi haces que te asesinen.

Me quito la chaqueta que traigo puesta y la lanzo sobre la cama.

—¿Cómo pudieron saberlo? No le hablé a nadie de esto. — camino de un extremo a otro —Debemos tener un soplón que le vende información a nuestros enemigos. O quizás nos han estado vigilando y no lo hemos notado.

Taddeo permanece de pie, arrastra una mano sobre su cabellera azabache y revuelve su cabello con frustración.

—¿Puedes prestar atención a lo que estoy diciendo? Eva, pudiste morir. — mi cabeza no registra el atentando a mi vida, sino la razón de todo esto. Taddeo pierde la paciencia al notar que no lo estoy escuchando y me retiene del brazo —Esto fue muy peligroso, necesito saber que lo comprendes.

—¿Sabes que comprendo? Que tenemos a alguien siguiendo nuestros pasos.

—Carajo, Eva. — sisea con desesperación —Tú sabías que Omar podría intervenir.

—No se trata de él. — implanto con exasperación. Estaba cansada de que no lo viera —Se trata de alguien que hace años busca ayudarnos.

Taddeo no parece interesado en analizar este tema, es como si creyera realmente que se trata de algún loco buscando atención. Cuando en realidad ha demostrado tener más claridad que todos nosotros, y que use esa información para advertirnos ante sucesos peligrosos, me hace creer que quiere ayudarnos. Lo significa que está en contra de Omar.

—Dejarás a Evelyn en el pasado. — decide, aplastando todas las cosas acabo de contarle —Y no te acercaras a esa clínica.

—No soy una sirvienta a la que le des órdenes.

A zancadas se acerca a mí. Alzo mi mentón para no romper el contacto visual.

—No, pero eres la madre de mis hijos, lo que es aún más importante, y por esa misma razón dejarás estas idioteces y te mantendrás a salvo. — mi semblante inexpresivo y mi silencio le dicen que no estoy de acuerdo con él —Evangeline, hablo en serio.

Lazos InquebrantablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora