capítulo 27

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La boda parte 3

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Taddeo

La noche se veía envuelta por una dicha plena, en los rostros de todos vibraba un solo sentimiento y era la felicidad en su más grato esplendor. En mi pecho se armoniza una nueva sensación, es cálida y cercana, una especie de bienestar culminante que nunca antes experimenté. Acario el anillo en mi dedo mientras contemplo las facciones de mi esposa al reírse, sus ojos se colman de brillosas lágrimas y sus mejillas se tiñen con un rubor rosado. La tensión de estos días se ha desvanecido, los miedos que habíamos acumulado se filtraron hasta olvidarnos de ellos y sus dueños.

Nadie tenía en mente a los Meyer, el regocijo es tan avasallante que no cabe espacio para pensar en nada más que este momento, lo que estamos viviendo como una gran familia. Aunque yo necesitaba seguir controlando la situación, no porque haya recibido alguna advertencia de la que deba hacerme cargo, solo porque siempre necesito mantener el control de las cosas. En especial las que son valiosas para Evangeline. No quería que nada arruinara esta noche.

Ansiaba la luna de miel más que nada en el mundo, poder desaparecer unos días y fugarnos lejos de todos. Dudo cómo llevará Eva el estar lejos de los niños por algunos días, hasta a mí me inquieta un poco. Regresarán a Atlanta con sus abuelos, luego de la luna de miel tendremos que llevar a cabo la mudanza. Otro tema del que tendremos que conversar con Eva, mudarnos a Italia permanentemente para que ambos podamos comenzar a hacernos cargos de la organización. Ese sería un gran cambio y solo esperaba atravesarlo sin sorpresas de intermedio.

Cuando la cena finalizó y el postre fue servido, la música bajó levemente y la atención fue puesta sobre nosotros otra vez.

Quiero invitar a los novios a la pista de baile para hacer su primer baile como marido y mujer.

La iluminación del salón pierde densidad y el reflector vuelve a posarse en ambos. Me pongo de pie y le ofrezco mi mano, Eva me sonríe con los ojos chispeantes de emoción, y entrelaza nuestros dedos de camino al centro de la pista.

Podría intentar describir lo hermosa que luce, pero no existe palabra que le haga justicia a su belleza. Simplemente me ha quitado el aliento.

Cuando la tengo entre mis brazos el reflector nos vuelve protagonistas, dejando el resto de lugar bajo penumbras. "Say You Wont't Let Go" de James Arthur comienza a sonar con delicadeza y nos envuelve en una burbuja, volviendo el momento tan nuestro que nos olvidamos del resto. Ella sube sus brazos a mi cuello y se pega a mi pecho sin dejar de sonreír.

El corazón me late como loco, me ha sido difícil verme tan entero cuando me desarmo bajó la intensidad de su mirada. Sus ojos derrochan un amor que parece imposible de conseguir, tan perfecto y formidable, pero es para mí. Cada latido de su corazón es mío, y cada latido del mío le pertenece. Desde hoy hasta que la muerte nos separe.

—Es hermoso todo lo que has hecho. — su voz es suave, débil por la emoción que le atraviesa el pecho y quiebra sus cuerdas vocales —Me has dado la boda de mis sueños.

Dejo caer mis manos hasta su espalda baja, disfrutando de su piel expuesta gracias a la abertura del vestido. Nos movemos despacio disfrutando de la canción, solo ella y yo.

—Prometí darte lo mejor siempre. — subo una mano a su rostro y aparto un mechón rebelde —A ti y a los niños. Pueden pedirme el mundo entero y se los daré.

—Tú eres mi mundo entero. — aproxima su rostro y cierra sus ojos al rozar su nariz con la mía. La observo con devoción y amor —Prometo amarte por y para siempre.

Lazos InquebrantablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora