capítulo 60

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Promesas rotas

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Evangeline

El club se encontraba en una situación extremadamente delicada. Carecíamos de información interna, lo que hacía imposibles entender cómo se estaba desarrollando la toma de rehenes. No teníamos acceso a ningún dato, pero un grupo de nuestros hombres rodeaba el área, armados y listos para actuar bajo nuestras órdenes. Sin embargo, esto resultaba ser una idea muy arriesgada, ya que nuestra prioridad era proteger a las chicas.

Cualquier acción equivocada desde el exterior podría poner en grave peligro su seguridad. Por lo tanto, estábamos evaluando la situación y discutiendo las estrategias que debíamos seguir para lograr rescatarlas con vida y minimizar el daño colateral.

El ambiente estaba cargado de tensión; la incertidumbre nos hacía sentir vulnerables, sin saber quiénes eran ni cuáles eran sus intenciones. La lista de posibles sospechosos es amplia, pero el enfrentamiento más reciente que hemos tenido fue con el señor Nowak. No me sorprende que, a tan solo un día de su asesinato, estemos viviendo esta situación.

Es evidente que buscan perjudicarnos; podría tratarse de una venganza por haber eliminado a su líder o por haberlos entregado a los rusos, como ellos afirman que hicimos. Polonia nunca había mostrado desacuerdos con nuestras decisiones, aunque es cierto que se encuentra en la frontera con Rusia, y el hecho de no haber tenido problemas hasta ahora se debe a que nunca nos habíamos enfrentado a ellos.

Me siento abrumada. La ansiedad me consume y no puedo soportar estar aquí afuera, escuchando cómo discuten y analizan la posibilidad de entrar a rescatarlas. Sé que cuanto más tiempo pasemos en esta situación, mayor será el peligro que corren. Mi mente no deja de pensar en Isadora, Karen, Rebecca y las demás. Su seguridad es mi responsabilidad, lo prometí cuando me hice cargo de ellas, les dije que nadie volvería a dañarlas. No puedo permitirlo, no puedo correr el riesgo de que salgan dañadas, de que algo les suceda. Debemos ser cautelosos, pero también eficientes, para sacarlas de allí lo más pronto posible.

—No tenemos acceso a las cámaras de seguridad — me informa Dante, lo que aumenta la presión que siento —Los guardias del club han sido asesinados, lo que nos lleva a pensar que estaban familiarizados con el lugar y sabían exactamente cómo actuar para impedir que nos acercáramos.

—Significa que esto ha sido programado con tiempo. — insinúa Barbie a mi lado —¿Algún cliente quizás?

—Es imposible descubrirlo ahora. — responde Taddeo. Extiende un mapa del club sobre el capó del automóvil —Han cerrado todas las entradas principales, tanto en el norte como en el sur. No podemos intentar entrar a la fuerza; si comenzamos un tiroteo, es muy probable que ellas mueran antes de poner un pie adentro.

Masajeo el centro de mi pecho y me alejo algunos pasos de ellos. ¿Por qué? ¿Quiénes son? ¿Qué es lo que quieren? Son tantas preguntas las que nos bloquean el poder salvarlas, me ahogo en la desesperación y la impotencia. El ruido a mí alrededor me abruma, la situación es como un explosivo delicado, cualquier roce podría hacer que estalle.

Benja se aleja del grupo al percatarse de que no me encuentro bien.

—Si su plan fuese simplemente asesinarlas, lo hubieran hecho. Está claro que quieren algo más.

—¿Pero qué? — pregunto desborda. Benja me atrae a su pecho para abrazarme —Esto es una mierda. Debí estar aquí con ellas.

—No había manera de que supieras lo que iba a pasar. — me rodea con sus brazos —Pero encontraremos la manera de entrar.

Lazos InquebrantablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora