Capitulo 34 💞

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-¿Tú eres Maddie Norton?

La castaña miraba inquisitiva a la mujer que estaba en su puerta, tenía muy buena
presencia, sin duda era adinerada.

-Sí, soy yo -respondió- adelante.

Maddie sentía que conocía a la mujer pero no recordaba de dónde, quizás era alguna
socia de su padre y necesitaba hablar de negocios con él, solo por esa razón la dejó pasar a su casa.

-¿Busca a mi padre? -preguntó- debe estar en su despacho, ya mismo le iré a llamar.

Cuando estaba por emprender camino en busca de su progenitor la mujer la detuvo
tomándola suavemente de una de sus muñecas, la castaña giró confundida por la actitud de esa señora y esperó a que ella hablara.

-No busco a tu padre, quiero hablar contigo -dijo- ¿hay algún lugar donde podamos
tener una conversación privada?

Maddie asintió y guió a la señora hasta la parte trasera de su casa, había un enorme
jardín que contaba con muchas variedades de flores y justo en el centro había una mesa circular con seis sillas alrededor, todo cubierto por una sombrilla.

La castaña con un gesto de mano le indicó a la mujer que podía sentarse mientras ella pedía a una de sus sirvientas que les trajera una jarra de té caliente.

-Vaya, es un lugar bonito -comentó la persona frente a Maddie- a tu madre le debe gustar cuidar mucho su jardín.

-De hecho, mi madre prefiere viajar todo el tiempo -se aclaró la garganta- casi nunca
tiene tiempo para su familia y mucho menos para el jardín -dijo seria- pero bueno, mejor dígame quién es usted y de que quiere hablar conmigo.

La mujer sonrió complacida con la actitud de la castaña, ella era perfecta para lo que tenía en mente, ella estaba segura que esa muchacha le ayudaría a realizar cada cosa que le dijera.

-Soy Esther Sinclair, madre de Enid -estiró su mano esperando que la castaña la
estrechara, pero no pasó así que la retiró y soltó una risita que estaba lejos de ser divertida- no tienes que mostrarte reacia conmigo, estoy de tu lado.

Maddie no entendió lo último, de hecho ni siquiera entendía qué hacía la madre de su
rival en su casa y tomando el té con ella.

-Sé que tú amas a la tal Merlína, pero está no te corresponde, ¿verdad? -la mujer sonrió de nuevo– ese gesto tuyo lo dice todo, bueno la razón por la que estoy aquí es porque a mi me interesa que mi hija deje a la modelito y tú me puedes ayudar a eso. Ambas ganamos, ¿no crees? tú te quedas con tu noviecita y yo logro que Enid no se divorcie de su esposo.

La castaña lo pensó durante unos segundos, sin duda la propuesta era tentadora, pero
¿podría confiar en ella? tal vez todo era una trampa, antes de aceptar cualquier trato
primero tenía que hacer muchas preguntas.

-¿Por qué haría eso? no se supone que usted como madre debe apoyar a su hija -dijo
desafiante- ¿quién me asegura que no está mintiendo?

-Eres inteligente, me gusta -Esther tomó un sorbo de su té– Enid está viviendo con
tu novia en su departamento, durmiendo en la cama donde tú alguna vez también
dormiste y si su relación sigue creciendo ella va a dejarte sin importarle el bebé que, según tú, llevas dentro ¿ahora confias?

Si bien Maddie sabía muchas cosas acerca de Enid y Merlína, desconocía que vivían
juntas y esa cercanía no era buena para nada. Sus nervios se empezaron a alterar con el solo hecho de imaginar que esa horrible rubia se embarazara de nuevo, porque si vivían juntas era obvio que tenían sexo, ahora más que nunca tenía muchas ganas de separarlas, no era justo que ella estuviera perdidamente enamorada de Merlína y está solamente la estuviera engañando descaradamente.

-Bien -dijo finalmente- ¿qué debo hacer?

Esther juntó sus manos y ladeó su cabeza analizando a la castaña, ella no era tonta,
mucho menos estúpida y si de algo le habían servido sus años era haber aprendido a leer a las personas y descifrarlas, era por eso que su esposo le decía muchas veces que en vez de
ser contadora debió ser psicóloga.

-Primero debes ser totalmente sincera conmigo -tomó un sorbo de su té para continuar - tú no estás embarazada, ¿o me equivoco?

Maddie abrió sus ojos como platos sorprendida por lo que la mujer decía, se supone que todo lo había hecho de manera cuidadosa, entonces ¿cómo era que la madre de esa estúpida rubia lo sabía?
Trago saliva y avergonzada negó con la cabeza tratando de que las lágrimas no salieran de sus ojos, se sentía expuesta y siempre había odiado esa sensación.

-Yo... yo lo hice para que Merlína no se alejara de mí -dijo- por favor no le diga nada, ella jamás me lo va a perdonar.

-Yo no diré nada, es más, hasta te voy a ayudar, total estamos juntas en esto -soltó la
mujer- ¿tú de verdad quieres un hijo?

La castaña asintió muy convencida, esa sería la única manera de retener a la pelinegra durante toda su vida.

-Bien, entonces mañana iremos a un banco de esperma -sacó unas notas de su bolso y
apuntó una dirección para dársela a la castaña- ten, nos vemos mañana en este lugar a las diez de la noche, él que atiende allí es amigo mío así que no habrá problemas con la hora.

-¿Para qué iremos a este lugar?

-Ay niña –la mujer viró sus ojos- es obvio que tu mentira será revelada si al pasar de los meses tu vientre no crece, por eso necesitamos que te embaraces de verdad y si Merlína te pide un ADN aceptas para evitar las dudas, ya luego manipulamos los resultados y listo.

-Ah..

Esta mujer lo tenía todo planeado y eso de cierta forma asustaba a Maddie, pero
después de todo su ayuda sería muy útil.

-Bueno, ya debo irme -Esther se puso de pie- nos vemos mañana, se puntual por favor odio que me hagan esperar.

La mujer salió dejando a una castaña muy contenta, con la ayuda de la mamá de Enid
sin duda la pelinegra sería solo de ella y para ella.

∞∞∞∞∞


Espero que les haya gustado el cap chicos, nos vemos en el siguiente capítulo adiós.




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Tú, Eres Mía  ( Wenclair G!P )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora