Capitulo Siete

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Giuseppe Mildford

El reloj marcaba las 4:18 de la tarde, el sol pasaba por mi ventana con fuerza queriendo iluminar toda mi habitación y mis manos cerraban finalmente mis maletas con todas mis pertenencias.

El sentimiento que tenía en el pecho no podía aguantarlo, la ira junto a la tristeza invadian mi corazón por aquel acto de tan poca empatia hacia mi.

Pensé por una sola vez que ellos querrían formar parte de mi vida de alguna manera aunque no fuera unida, pero que equivocada estaba.

Francia me recibiría mañana y la manada qué antes era de mi madre pasaría a ser mía en días.

La manada de mi madre se quedo sin Alfa ya que el hermano de mi madre murió contra la guerra que tuvo contra los pálidos cuando yo tenia 7 años, mi padre tomo la rienda de la manada y estuvo tranquila por muchos años pero una manada no puede ser feliz o prospera sin un Alfa y su Luna por lo que ahora me tocaría a mi encargarme de ella.

No me quejo, al menos puedo estar lejos de aquellos dos que solo me miraban con intenciones de aprovecharse.

Mi puerta fue abierta con delicadeza, el rechinar de sus tacones y el olor a lavanda ya me decían de quien se trataba por lo que solo atiné a decir algo.

Largate, no necesito tus palabras de arrepentimiento o tus disculpas vacías.- Dije cruelmente por lo que su andar se detuvo abruptamente

Yo no decidí mandarte allá Giu yo quería pasar tiempo contigo, conocerte...- Dijo mi madre a mis espaldas con un tono decaído

No me digas Giu, tampoco me interesa saber tus intenciones, eso pudiste hacerlo cuando tenias la oportunidad de visitarme.- Dije bajando las maletas de mi cama para ponerlas en la pared cerca de la puerta

Lo siento Giuseppe no fui una buena madre contigo y quiero remediar todo el tiempo que no lo eh si...- Y con esas palabras simplemente estalle

No, no lo fuiste y jamás serás una buena madre Sasha, llegaste demasiado tarde ahora soy yo la que no te quiere tener cerca.- Dije dejando el rencor salir de mi garganta y caminando hacia la puerta, al pasar junto a la mujer escuché su voz en un susurro

Lo siento...- Su voz había sonado tan dolida y triste que pensé en que talvez había sido muy dura con ella

Salí de la habitación con pasos firmes, los pensamientos nublando mi ira y los puños cerrados con fuerza.

¿Como podía decirme aquello a estas alturas?

Baje las escaleras hasta llegar a lo que era la puerta principal, las chicas de la limpieza evitaban mirarme por lo que solo pase sin dirigirles la palabra, abrí la puerta sin más y salí encontrándome con Liam junto a Forest que ya me esperaban.

Ambos me sonrieron algo que simplemente no pude imitar por lo que ambos supieron al instante que era importante por lo que los había llamado.

Vayamos al hospital primero, ahí les contaré todo.- Dije caminando hacia el auto rojo suponiendo era de Forest

Ambos sin decir una palabra subieron al auto no sin antes abrirme la puerta trasera a mi, Forest como supuse era el dueño ya que se sentó de piloto y Liam como su copiloto sin más el auto empezó a avanzar.

No podía pensar en otra cosa que no fuera en planificar todo para la manada nueva, lo único malo es que no sabía en que condiciones tan deplorables estaba al no tener un líder con ellos.

Mi motocicleta apenas llegamos a la mansión pedí mandarla nuevamente a Italia, ahí es de donde nunca debió salir mientras que mis maletas serían enviadas hoy en la noche, aunque deje dos cambios de ropa en el armario para salir mañana al aeropuerto.

Atada en un destino de espinas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora