-3. Ascensión

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De esa gran fogata, la figura de un hombre grandulón comenzó a acercarse lentamente a Link, el cual lo veía sorprendido encima de su caballo prestado. Jamás olvidaría esa cicatriz en su rostro, o ese cabello negro tan largo; aunque ahora estuviera recogido en una coleta.

«Grandote...»

—Inogg... —soltó Link casi en un suspiro.

—Link. Ha pasado un tiempo, ¿eh? —le preguntó el ex Yiga con su voz profunda y una ligera sonrisa.

El corpulento amigo se le acercó para recibirlo mientras se bajaba del caballo. De pronto le dio un abrazo un tanto tosco, que Link no se esperó, aunque no le quedó de otra más que aceptarlo y palparle un poco la espalda.

«Hace lo que puede... Mirene no hace milagros.»

—¿Un año? ¿Dos?

—Uno... Casi dos. —respondió Link aún sorprendido por el abrazo.

—Te hemos estado buscando, ¿dónde rayos te habías metido? —le preguntó el grandulón un poco sorprendido y separando el abrazo.

—Ah... ¿en serio me estuvieron buscando? —ambos comenzaron a caminar con Link tirando de las bridas del caballo para acercarlo al calor.

—¡Claro que sí! ¿Qué no has leído las gacetas?

—Pues... no, en realidad no. —respondió Link un tanto avergonzado.

—Pensábamos que vendrías desde que Penn te invitó, ya veo que ni los avisos en la gaceta fueron suficientes... —siguió Inogg un tanto decepcionado.

Los dos llegaron a la fogata, sentir el calor proveniente de ella fue bastante relajante y le dio un dulce alivio a Link, que aprovechó para amarrar la brida del caballo cerca del calor. Aunque eso no quitó la vergüenza por la amonestación de su viejo amigo. Después de todo, era alguien en quien confiaba, y sabía que estuvo ahí todo el tiempo.

—En serio lo lamento, no han sido los mejores días que digamos...

—¿Qué te hizo pensar eso? ¿Las islas flotantes, los monstruos o los problemas en las cuatro tribus? —respondió sarcástico el ex Yiga.

—Ah... bueno...

«Dos mujeres Sheikah realmente...»

—Inogg, hay tanto que tengo que contarte. Me ha pasado de todo últimamente.

—Y me lo contarás, pero más tarde. —le respondió igual de serio. —Dos cosas, tu hija está encerrada en nuestra habitación, y su padrastro lleva aquí un par de horas intentando hablar con ella.

—¡Lo sé, lo sé! Justo vengo por ella para...

—Ah, ha. —lo interrumpió Inogg levantando su dedo índice. —Y lo segundo, Mirene y yo tenemos que ponerte al corriente de una información que no hemos hecho pública.

Eso último sorprendió un poco a Link.

—¿Y qué cosa es?

—Es sobre la reina. La han visto. —soltó de manera seria.

—¡¡¿Qué?!! —Link abrió los ojos como platos. —¿A Zelda?

—Aquí no. Vamos adentro, Mirene te lo explicará mejor. —le indicó que lo siguiera moviendo la cabeza.

Link asintió con la cabeza y lo siguió al interior del edificio con ese adorno en forma de cabeza de caballo, la sede de la gaceta "El trébol". Que con esa ventisca a su alrededor, realmente era complicado verle la forma.

«Así que han visto a Zelda... ¿En serio tendré información tan pronto? ¿Tendrá los restos de la Espada Maestra? Inogg... Quién diría que venir a ver a un amigo me daría tanto. Qué lástima que sea con la intención de recoger a mi hija.»

Recuerdo de un amor [#3] - Link y Apaya - Zelda TOTK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora