0. Recuerdo de un amor

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Hace ya bastante tiempo que no me pongo a escribir y no sé por dónde empezar. Duré bastante terminando el diario anterior mientras me ocupaba de ayudar a Apaya con su embarazo. Supongo que esa es la razón por la que ahora escribo, con la pequeña Nuriah ya en los brazos de mi amada, tengo un poco más de tiempo libre, y puedo hacer algo aparte de mi trabajo y mis ensayos.

Hoy es un día especial para volver a este viejo hábito, ¡Nuriah ha aprendido a gatear! Hoy la encontré en su cuna yendo de un lado a otro. Me emocioné y la cargué muy animado, Apaya me mencionó que es muy pronto para que comience a hacerlo; después de todo fue una bebé prematura. Y ya es toda una aventurera al igual que sus padres.

A lo que no me acostumbro aún es a cambiar pañales, es como si cada vez que lo intentase fuese la primera vez. Aún así me esfuerzo, no puedo dejar que Apaya lo haga siempre, ella también merece descansar un poco de esto.

De hecho hoy vendrá Zelda a visitarnos luego de una larga semana. Nos rogó que la dejáramos cuidar de Nuriah un poco, según para ir aprendiendo para cuando nazca su hijo; aunque sé que es obvio que es para dejarnos la noche libre.

Sé que es un intento vago por su parte, pero creo que lo apreciaré esta vez; después de todo, casi no hemos tenido tiempo de calidad Apaya y yo. Debo aprovechar ahora.

Desde que nació Nuriah la he notado mucho más animada, y eso es magnífico. Cada mañana la veo sonreír, incluso cuando me trae té al estudio mientras sigo escribiendo mis ensayos, o en esas pequeñas pláticas mientras jugamos con nuestra hija.

Así que si Zelda se porta bien en esta visita, veré si puedo recompensarla por ayudarnos a tener tiempo de calidad. Tengo planeada una cena en el exterior, a la luz de la luna. Le prepararé una de sus cenas favoritas, un rico guiso de calabaza mientras vemos las estrellas pasar.

En fin, debo preparar todo para esta noche. Debo terminar los manuales para la guardia real hyliana, si los aplazo una semana más, sé que nunca los acabaré.

[...]

La cena bajo las estrellas fue un rotundo éxito. Zelda llegó bastante tarde y lo primero que hizo fue mandar a su escolta directo a la posada "Con viento fresco"; cada vez le importa menos aparentar que viene a pasar el fin de semana con nosotros. Debería preocuparse más por su propio embarazo.

Los rumores de que la diosa influyó en su embarazo comenzaron a expandirse de manera acelerada; creo que no me importan, al fin y al cabo, el reino necesitaba un poco más de misticismo para su unificación.

No logré terminar los manuales antes de que llegara, así que me tocó hacerlos a un lado para unirme a la conversación con las dos. Y luego de hablar un poco acerca de los acontecimientos en la meseta, nos dio el tan ansiado momento para poder salir y cenar bajo el cielo nocturno.

Lo preparé frente a ella, no pudo ocultar lo mucho que se le hacía agua a la boca. Pero ciertamente lo que más amé esa noche fue ver las estrellas reflejadas en sus brillantes ojos.

Se acurrucó en mi hombro mientras ambos estábamos apoyados en el árbol, y nos quedamos viendo en dirección al Monte del despertar. Apenas si hablamos en realidad, pero aproveché para preguntarle cómo se sentía después de todo ese tiempo.

Me dijo que se sentía feliz, que yo la hacía feliz, y no pude evitar sentir como si me derritiera junto a ella, porque también me hacía sentir así. La abracé, e intenté acercarla lo más que pudiera a mí; que nuestra piel se tocase no me era suficiente...

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Creo que al final será una buena idea actualizar mi diario dos veces a la semana, los últimos dos días que de verdad importan, a no ser que pase algo nuevo. Apartado de mi rutina.

Recuerdo de un amor [#3] - Link y Apaya - Zelda TOTK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora