3/Abr/2024 (Cleopatra o Pan)

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Sigo sin dormir bien.

Recientemente estuve pensando.

El jamás me va a elegir.
No sé por qué le gusto.
No sé por qué me dice que soy bonita.
No sé por qué si quiera se molesta en hacerme caso.

No creo que me quiera.
Siento que le caigo gorda.
El también me cae mal la mayoría del tiempo.

No tengo un cuerpo deseable.
No soy tan bonita, soy desagradable de ver incluso.
No soy buena sexualmente, ni siquiera soy activa sexualmente.
No está enamorado de mí.
Recientemente no soy un premio exótico con el cual cualquiera se quisiera acostar por estatus.

¿Por qué no es suficiente?
No siempre soy correspondida, aunque soy igual con el.

Muchas veces quise profundizar con el. Ninguno se puede vulnerar. Aunque irónicamente el termina siendo el que más se vulnera y arriesga conmigo.

Tengo miedo de faltarle al respeto, y objetivizarlo, abusarlo.
Creo que el se siente igual.

Pero por mi miedo al rechazo y al aborrecimiento me termino conteniendo demasiado. Al final del día se da la vuelta y se duerme dándome la espalda.
No sé si quiera que lo abrace y duerma junto a él, o si prefiere estar solo y se sienta incómodo con mi presencia.
Esto es complicado.
El es demasiado complicado.
Yo soy demasiado complicada.

Salimos de la casa de acampar e inmediatamente se va con la chica más injustamente hermosa que jamás han visto mis ojos. Alta, de ojos verdes, pelo negro muy liso, dientes blancos perfectos, nariz bonita, sin tantos cachetes, labios rojizos...
No puedo competir contra ella.

Me siento mal.

Quiero acercarme a el, me dan ganas de acurrucarme junto a él, que me abrace, que me haga sentir bonita y especial. Que me escoja.

No me corresponde. O siento que es demasiado aguado.
Quiero que me quiera devorar viva, que me bese los brazos y el cuello. Que me cargue como a una muñeca y me contemple como si fuera la pieza más carísima que la naturaleza jamás pudiera dar a luz.
Quiero que se hinque ante mí y me bese las piernas, que me acaricie todo el cuerpo, que quiera sentir cada centímetro de mi piel, que esconda su cabeza en mi pecho y huela mi perfume.
Que me bese con devoción. Que me muerda como si fuera la carne más exquisita que jamás ha sentido y olido en su vida. Incluso que como un vampiro, me arrebate la sangre del cuello con un beso y me deje con la marca de su mordida.

Quiero que sus ojos sólo me vean a mí, y a nadie más.
Que sea ciego ante el resto del mundo, y si acaso que me vea como la musa del arte y la naturaleza.
Que lo único que escuche sea mi voz.
Y que me encuentre en la música más hermosa que sus oídos puedan encontrar.

Quiero ser única en mi especie.

Pero no me elige. Sólo soy un pan que sobra en su cocina que come cuando no hay nada mejor ni más sabroso para quitarse el hambre.

¿Algún día alguien me eligirá para siempre y el resto de la eternidad?
¿Su adoración por mí superará al Tiempo?
¿Superará la muerte?
¿Será superior a mi humanidad imperfecta y desagradable?

Quiero ser elegida.


Soy malvada.
Mi mayor atributo es que soy una excelente seductora, encanto a cualquiera sin mucho esfuerzo.
Pero no soy capaz de amar.
Soy demasiado cerrada y egocéntrica.
Llamenme Cleopatra.

Diario De Una Pendeja Triste Y Dramática Donde viven las historias. Descúbrelo ahora