Creí que lo había superado y que ya no me podía afectar, y que no me podía importar mucho menos.
Pero volvieron a hablar de Vico, otra vez renació mi instinto de alcoholizarme, drogarme, cortarme y quemarme. Hacerme un piercing impulsivamente, sobredosificarme con pastillas, hacerme daño, ponerme en riesgo, vivir el riesgo y afrontarlo sola, para que esto no me pueda doler más de lo que otras cosas me pueden doler.
Que bueno que no voy a ir, no voy a hablar más del tema aunque me pudiera convenir. No importa lo mucho que quiera a Alondra, la gente que la rodea me hace sentir mal.
Odio ser tan envidiosa, pero odio más no ser lo suficientemente hermosa, inteligente y extraordinaria como para poder tener una oportunidad contra ella.
No soy Cleopatra, ella lo es. Ellos mismos lo dijeron.
Oranday la adora tanto que ni siquiera piensa en acostarse con ella. El mismo admite que es demasiado para el.
Soy una puta.
No soy tan bonita como ella, no soy tan exitosa, ni tan inteligente, ni tan tanto.
Soy su puta pirata gratuita conformable opción económica de confianza, y sus amigos ya lo saben también. Por eso me tratan así.
Mientras ella es una diosa, una emperatriz, la Cleopatra.
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Diario De Una Pendeja Triste Y Dramática
No FicciónHola estoy deprimida Odio la terapia Diviértanse viéndome perder la cordura con el paso del tiempo