Siento envidia de mi hermano porque está perdiendo peso, y yo lo estoy ganando.
Todos le dicen lo delgado que se ve, y lo bien que se ve. Y yo sólo me inflo más y más.
No puedo dejar de comer y me siento desagradable por eso. Nadie come tanto como yo.Una amiga se rió de mí porque grabé un video en la montaña mientras hablaba, y estaba jadeando. Nadie estaba jadeando. Sólo yo.
Soy un maldito cerdo.
Me siento horrible en clase de piano, soy una fracasada y por culpa de ser tan estúpida mi familia entró en una crisis económica de la que no podrán recuperarse jamás.
Mi maestro lo único que siente por mí es vergüenza y decepción. Siento que ya se dió por vencido conmigo. En la universidad a la que iré en verano también deben estar rezando por que no les toque darme clase.:(((( me siento horrible.
Siento que soy la peor persona del mundo.
Siento que sólo incomodo a las personas y las hago sentir mal. No quiero ser desagradable.
Pero por otro lado no sé por qué me esmero tanto en serlo, sé que quiero mantener autoridad y dominar así a la gente. Necesito dominar a la gente, tenerla en la palma de mi mano. Tengo miedo de lo que no sé, tengo miedo de caerles mal en secreto (como hace 4 años) y que hablen mal de mí a mis espaldas. Por eso necesito convencerme de que me adoran. Sólo puedo convencerme de eso conquistandolos.
Y si no actúan como yo quiero y me ignoran, vuelvo a mi carácter mamón para hacerme la fuerte, y la que tiene razón siempre. Pero es infantil. Es patético en realidad.Necesito cerrar el puto hocico de todas las maneras existentes.
Estoy cansada, me odio, no me gusta mi cuerpo, no me gusta mi cara, me da vergüenza mi personalidad, mi voz, todo.
Quiero llorar y hacer un berrinche, pero nadie me entendería. Ni mis propios padres me toman en serio.
No tengo nada serio de qué sufrir.Que casualidad que el día que regreso a clase de piano me vuelvo a sentir vacía y me invade la tristeza nuevamente.
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Diario De Una Pendeja Triste Y Dramática
Não FicçãoHola estoy deprimida Odio la terapia Diviértanse viéndome perder la cordura con el paso del tiempo