episodio 1 | Epílogo

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(Narra Agus)

-¿ESTÁS NERVIOSO AGUS?

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-¿ESTÁS NERVIOSO AGUS?.-Simón me susurró al oído.

-Me está temblando todo.-Respondí.

Después se unos minutos las puertas se abrieron para dejar ver cómo una nena chiquita vestida con un hermoso vestidito blanco con detalles violetas caminaba hacia el interior de la iglesia, mientras que la pequeña dejaba caer un par de flores. Era mi hija, la cuál había tenido junto con Anto hace 2 años atrás. Ambos habíamos decidido ponerle Ada.

-Papiii- exclamó la castañita corriendo hacia mi.

-Hola mi vida- la saludé con una enorme sonrisa y un fuerte abrazo. -Estás hermosa. Pareces una princesa-

-Glacias pa! te amo- sonrió y yo pellizque una de sus mejillas. Me la quería comer a besos.

Mi hija se fue hacia donde se encontraba su abuela, mi mamá, la cual sostenía a su hermanito de apenas 6 meses. Decidimos ponerle bauti. Era realmente hermoso, al igual que su hermana y madre. No podía pedir menos.

De repente la música comenzó a sonar. El momento ya había llegado, por lo que agité disimuladamente mis brazos y luego traté de pararme lo más decente posible.

Y fue ahí cuando pude observar a Anto entrando del brazo de su padre mientras todos a su alrededor se levantaban de sus asientos. Estaba hermosa, fue inevitable no soltar unas cuantas lágrimas.

Cada vez se acercaba más y más. Con su hermoso vestido blanco el cual hacía resaltar cada detalle, hasta el más mínimo, de su hermoso y perfecto ser. Traía su cabello semi recogido y un maquillaje no muy notorio. Simplemente estaba perfecta, como siempre, y yo muy emocionado.

Finalmente le entregó el ramo de flores a una de las madrinas y se paró en el altar, frente a mi.

-Queridos amigos aquí presentes, nos hemos reunido hoy para unir a este hombre y a esta mujer en sagrado matrimonio.-El padre comenzó a hablar.

Los invitados miraban muy emocionados la situación. Podía ver a mis padres ubicados en la primera fila junto a los de Anto, quienes ya estaban comenzando a llorar de la felicidad.

Los nervios y las mariposas recorrían mi estómago y cuerpo. Finalmente estaba pasando y yo estaba más que contento.

-Agustín Lain, ¿Acepta a Antonella Hempe como su esposa, para tenerla y protegerla de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarla y cuidarla hasta que la muerte los separe?.-

-Sí, acepto.-Respondí emocionado.

-Usted, Antonella Hempe, ¿Acepta a Agustín Lain como su esposo, para tenerlo y protegerlo de hoy en adelante, para bien y para mal, en la riqueza y en la pobreza, en salud y en enfermedad, para amarlo y cuidarlo hasta que la muerte los separe?.-

IRIS | Agustín Lain 💙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora