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La CEO de LLOUD fue recibida por el ambiente cálido de Los Ángeles cuando su avión aterrizó, encontrándose con un sol brillante y un cielo despejado, dándole la bienvenida a disfrutar de esta maravillosa ciudad, dejando a un lado sus preocupaciones del trabajo.

Era lo que necesitaba en su vida ahora, tranquilidad y privacidad. Dos cosas que en Seul no se podía permitir con facilidad por su agitada vida como CEO.

La idea de este viajé cayó como anillo al dedo.

Llegó en el momento exacto donde Jennie y ella lo estaban anhelando. Aunque solo fuera por tres días, sabía que esta escapada sería un respiro renovador para su relación, ofreciéndoles un espacio para reconectar y disfrutar la una de la otra sin las distracciones habituales.

Lisa sintió un escalofrío recorrer su piel mientras sus pensamientos se perdían en el recuerdo de aquella noche donde Jennie y ella abrieron sus corazones.

Era algo inimaginable que estuvieran juntas de una forma "oficial" desde hace dos semana.

Cuando escuchó a Jennie decir que quería ser su novia, Lisa sintió una cálida sensación de alivio, acompañada de un profundo amor por la mujer que tenía frente a ella. En ese momento, todas las dudas y los nervios se desvanecieron, dejando paso a una certeza reconfortante en su corazón.

Era la mujer más afortunada del mundo.

Cada caricia, cada beso compartido desde entonces se convirtió en una celebración de su amor mutuo, una prueba de la conexión innegable que compartían. Parecía como si el destino siempre las hubiera guiado hacia este momento, y ahora, finalmente, se había hecho realidad.

Eran conscientes que sus vidas no eran tan sencillas y muchos menos siendo unas figuras públicas de alto reconocimiento mundial. Y al convertirse en novias tenían que pasar por muchos obstáculos no tan agradables, un ejemplo de eso sería la privacidad.

Por ahora encontraban un refugio la una a la otra, escapando del mundo exterior y sumergiéndose en un océano de sensaciones en las cuatro paredes de sus hogares.

La intensidad y el deseo entre ellas dos aun seguía intacto como el primer día cuando todo este juego de seducción empezó. Con el paso de los días, se estaban volviendo más y más obsesionadas la una con la otra. Lisa ya no se reconocía, era como si una nueva versión muy mejorada de ella misma salió a la luz cuando Jennie entró a su vida de nuevo.

Las llamadas se volvían más frecuentes, deseaba saber en todo momento cómo se encontraba su amada novia. Le enviaba regalos a Jennie, como sus flores azules favoritas, además de joyas, bolsos, ropa de lujo y otros obsequios, como muestra de su amor y aprecio.

Le gustaba consentir a su novia todo el tiempo.

Y ni hablar de sexo.

Eran sus momentos donde más conexión tenía, eran adictas al sabor de la otra, de sentir el calor de sus cuerpos desnudos, impregnados de sudor, luego de una noche larga de besos y gemidos.

Jennie estaba marcada en su piel y en su alma.

Lisa respiró hondo tomando sus maletas preparándose para enfrentarse a lo que estaba por venir.

Sabía que esta noche sería una bastante intensa y posiblemente llena de sorpresas.

***

Luego de un trayecto bastante largo, llegó a una zona residencial muy exclusiva de la ciudad. Por lo que le había comentado Jisoo, se iban a quedar en la casa que tenía Rosé aquí en Los Angeles. La rubia siempre la utilizaba cuando tenía algún evento de varios días o cuando estaba en vacaciones.

Enemigas | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora