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...

No sabia en que momento pero, Manipulens recobró la conciencia gradualmente, sintiendo la presencia de una cama bajo su cuerpo. Al abrir los ojos, se encontró con la mirada curiosa de un niño que lo observaba con ojos curiosos.

― ¿Dónde estoy? ―preguntó el de tez clara, sintiendo un cosquilleo de confusión al mirar alrededor de la habitación.

El niño, sorprendido por la repentina pregunta del desconocido, no dijo nada, solo lo miró con cautela.

― Responde ¿Quién eres tú? ―insistió, incorporándose en la cama con brusquedad.

El niño, abrumado por la presencia del contrario, retrocedió unos pasos y luego salió corriendo de la habitación sin decir una palabra.

― ¡Espera! ―exclamó el de cabellera larga, sintiéndose desconcertado por la reacción del niño.

Sin embargo, el niño ya había desaparecido, dejándolo solo en la habitación con mas preguntas que respuesta. Con un suspiro, se frotó la frente, tratando de aclarar sus pensamientos mientras intentaba comprender su situación.

El de mirada rubí pronto se aferro a  su costado, sintiendo cada dolor punzante en sus heridas producto se su ultimo enfrentamiento mientras se retorcía en la cama. 

En ese momento, un hombre de aspecto amable entró en la habitación, seguido de cerca por el niño pequeño de antes. El hombre llevaba consigo un pequeño envase de hierbas medicinales, que ofreció a nuestro protagonista con una leve sonrisa.

― Aquí tienes, joven. Esto debería ayudarte con el dolor ―dijo el hombre, extendiendo el envase hacia el.

El de tez clara tomó el envase con gratitud, notando el aroma calmante de las hierbas medicinales. Mientras se preparaba para aplicar el ungüento en sus heridas, el hombre se presentó con amabilidad.

― Mi nombre es Dai Tao, pero puedes llamarme solo Dai ―dijo el hombre, con una voz tranquila y reconfortante.

El de cabellera larga asintió con desdén. Con cuidado, comenzó a aplicar el emplasto sobre sus heridas, sintiendo un alivio gradual a medida que el dolor disminuía lentamente


El rostro de Dai se iluminó con una sonrisa cálida mientras se volvía hacia su hijo, quien aún se ocultaba tímidamente detrás de él.

― Este es Jing, mi hijo. Es un poco tímido, pero tiene un buen corazón ―presentó a su hijo, tratando de animarlo a salir de su escondite.

Jing apenas asomó la cabeza, observando a Manipulens con curiosidad y un leve temor en sus ojos.

Dai continuó su relato con una expresión preocupada.

― Jing estaba jugando en el camino cuando vio la carreta y descubrió que había alguien dentro. Nos avisó de inmediato, y cuando lo encontramos, estaba inconsciente y herido. Traíamos unas plantas de algodón del campo―explicó Dai, con una sinceridad en su voz.

Moonlight- Patada y Manipulens -KFW (Kung Fu Wa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora