Después de los sucesos ocurridos en la serie, el maestro Patada y su ex pupilo Manipulens regresan a su tiempo, envueltos en resentimiento y desconfianza por parte de ambos, el mayor trata de redimir a su ex alumno quien muestra estar en un dilema m...
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Dos días después de dada la profecía de la anciana, el ambiente de la cabaña se sumió en una tensa calma. La mañana transcurría con aparente normalidad mientras desayunaban y Liyue dormía plácidamente. Sin embargo, la tranquilidad se vio abruptamente interrumpida por pasos sigilosos que resonaban en la cabaña.
― ¿Oíste eso? ―preguntó el de tez roja , manteniendo la voz baja para no despertar a Liyue.
― Sí, parece que tenemos visitantes no deseados. ―respondió el joven, con la mirada alerta.
Curioso, Patada se puso en alerta y junto al de tez clara , ocultaron a Liyue en un lugar seguro de la casa .Mientras ambos se acercaban hacia la puerta, la voz de la nena resonó desde su escondite.
― Shhh, pequeña. Todo estará bien. ―intentó tranquilizarla el maestro.
...
Pasaron unos segundos y la puerta fue golpeada con fuerza.
― ¿Quiénes serán? ―preguntó Manipulens, con los ojos entrecerrados.
― No lo sé, pero no confío en esta visita sorpresa. ―respondió el contrario, frunciendo el ceño.
La puerta fue golpeada nuevamente, con más insistencia. Se dirigieron hacia ella con cautela, listos para enfrentar lo que se avecinaba.
― ¿Qué crees que quieren? ―preguntó el joven , con una mezcla de curiosidad y desconfianza.
El mayor frunció el ceño, preocupado.
―Puedes dejar de hacer tantas preguntas y guardar silencio! ― susurro el mayor , con determinación.
Los pasos sigilosos continuaron fuera de la puerta, y la tensión en la cabaña se palpaba con cada segundo que pasaba.
La puerta fue golpeada con fuerza, y al abrirla, se encontraron con un grupo de 12 guerreros uniformados, liderados por un hombre de presencia imponente. Patada, alerta ante cualquier amenaza, se puso en guardia junto al tez clara.
― ¿Quiénes son ustedes? ¿Y por qué vienen de esta manera a mi hogar? ―inquirió el de cabello cian , su mirada fija en el líder del grupo.
El líder, con una expresión seria, respondió:
― Eso no importa, Venimos por la niña. Sabemos que la tienen aquí, y no queremos complicaciones. Entréguenla en este instante y nos iremos sin causar más problemas.
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