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...

Patada despertó en un valle cerca del risco donde había caído. A su lado, se hallaba Kole, quien ya se había recuperado y se estaba poniendo de pie. El pelirrojo, con el ceño fruncido, miró al maestro.

― ¿Por qué te metiste en mi maldita prueba? No necesitaba tu ayuda ―gruñó Kole, sus ojos llenos de ira.

El mayor se incorporó lentamente, masajeándose el cuello.

― Deberias ser mas agradecido por la ayuda que se te ofrece, además, sin mi intervención hubieras quedado en ese recuerdo por siempre ―respondió nuestro protagonista.

El cazarrecompensas bufó y cruzó los brazos.

― No necesito que alguien como tú se entrometa en mis asuntos. Tengo mis propios planes y mi ingenio ―dijo con desdén.

La tensión entre ambos creció, pero finalmente Kole se dio la vuelta.

― Te dejare huir unos días, pero volveré. Y cuando lo haga, cumpliré mi plan inicial. Te mataré. ―dijo antes de marcharse transformándose en ave, dejando al de cabellera cian solo.

El de tez rojiza suspiró, recuperando la compostura. Al revisar su vestimenta, encontró unas escrituras sobre las piedras lunares y su leyenda, "cortesía de Millie" decía al final del papel.

 Ahora con mejor análisis, era consciente de que la niña que buscaba tenía algo que ver con esas piedras.

Con determinación, Patada se dirigió a un pueblo cercano para encontrar un animal para montar. Mientras caminaba, su mente estaba fija en la visión de las pruebas, presintiendo que no podría hacer frente a todo al menos no solo.

Al llegar al pueblo, vio el mercado, buscando un comerciante de animales. Encontró a un hombre robusto y de aspecto amable que ofrecía burros y caballos.

― Necesito un burro para un viaje largo ―dijo el maestro al hombre.

El comerciante, un hombre alegre, asintió.

― Claro, Tengo justo lo que necesitas. ¿Te diriges a algún lugar en especial? ―preguntó el anciano mientras lo guiaba hacia un grupo de burros.

― Al señorío de Boshen ―respondió, acariciando uno de los burros.

El vendedor levantó una ceja.

― Boshen, eh. Es un lugar interesante. Tiene un gran criadero de cabras. Tenga buen viaje. ―dijo, entregándole las riendas del burro.

El contrario asintió, agradecido.

― Gracias, lo tendré en cuenta. ―

Montó el burro y se encaminó hacia Boshen, con las escrituras y la leyenda de las piedras lunares en mente. Sabía que encontrar a la niña estaba contra el tiempo, y que la visión de su futuro no era algo que pudiera ignorar.

Moonlight- Patada y Manipulens -KFW (Kung Fu Wa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora