Izuku adoraba bailar.
Desde esa excursión en primer grado, donde fueron al teatro nacional y un puñado de niños e infantes vieron atentamente el cascanueces. Aún lo recordaba de memoria, los delicados pasos del bailarín y la gracia con la se movía removiendo cada parte de su ser, y ahí fue cuando lo supo, aún sin haber pisado un escenario antes o sentido las incómodas zapatillas en sus pies, supo que el baile era su vocación.
Por años, había hecho lo que sea para seguir su carrera hacia el estrellato, tomar pastillas para bajar de peso, hacer dietas, pero la que funciono por años y la más riesgosa, fue la bulimia. Ni siquiera recuerda bien como empezó, era un adolescente y escuchaba algunos compañeros hablar de la magnífica forma de perder peso sin que nadie se de cuenta, su madre ni siquiera notaría que vomitaba en el baño ya que devoraba toda la comida, podía comer todo lo que quisiera y nunca engordar.
El principio le pareció un desperdicio de comida, él y su madre habían trabajo duro para tener el pan en la mesa, pero, su cerebro joven y no totalmente formado le decía que haría lo que sea para ser delgado y no ser pesado para sus compañeros de danza, y de hecho le funcionó, era elogiado por todos en la académica, después de perder a su bebé lo único en su mente era el baile, el sentimiento de la danza era su zona de confort.
Si, sabía que tener un TCA era jodido, lo había afectado cinco años de su vida, y aún después de tener terapia le costaba acostumbrarse a disfrutar la comida y tener una relación sana con ella. Había estado bien, por mucho tiempo, entonces, cuando descubrió que estaba embarazado fue como si las náuseas matutinas revivieran el vomito después del instituto o en la fiestas de nochebuena.
No fue una sorpresa la qué pasó en la consultorio del médico esta mañana.
—¿Estas listo para esto?—Habia conducido en las tranquilas temperaturas de al ciudad.
Era su tercera cita y estaban muy emocionados, a Katsuki le latía muy rápido el corazón, la idea de volver a ver a bombita, tomaba la mano del pecoso todo el camino al consultorio. En este, había pacientes embarazados siendo cuidados por sus parejas, algunas madres quienes lidiaban con niños mayores y un adolescente nervioso con una gran barriga de ocho meses, a Izuku se le erizaba la piel con la sola idea de que su abdomen crecería y engordaría.
—¡Es un gusto verlos a los dos!—Dice su alegre doctor Mirio—Me alegro de que te estas recuperando rápido Izuku.
—Si, me he sentido mejor. Y Kacchan me ha cuidado muy bien
—Eso es bueno, pero creo que deberíamos empezar con el examen físico—Dijo anotando cosas en su libreta y pasándolos a la camilla del salón de ecografías, donde una enfermera los recibía con una sonrisa—Ya casi terminan el periodo de riesgo, es algo digno de celebrar, solo unas cuantas semanas más.
Izuku también rezaba para que estas semanas pasaran volaron y sin incidentes.
—¿Todo bien?—Dijo Katsuki al ver el ceño fruncido del médico revisando la carpeta con la información, Izuku ni siquiera quería mirar.
—Eh, Izuku, creí que habíamos hablado sobre que tenías que aumentar de peso, estás muy bajo, casi anémico, te dejare unos suplementos y vitaminas para ganar grasa, también recomiendo que aumentes tu consumo de carbohidratos y proteínas—Katsuki ya no respiraba a su lado.
—Es que es difícil comer a veces...—Menciona Izuku apenado recibiendo una mirada preocupada del rubio cenizo.—Vera, tuve un TCA hace unos años, estoy mejor, pero vomitar me recuerda...
—Lo entiendo, mi pareja maneja un grupo de apoyo para supervivientes de TCA, solamente para ex-atletas, te daré su número, por si te interesa, de igual forma, como tú doctor estoy para apoyarte—Mirio sonríe a la pareja mientras inicia la ecografía.
Los dos se quedan sin aliento por segunda vez, la pequeña mancha por fin tiene forma su cabeza es visible y sus extremidades se empiezan a formar. El saco está bien y se puede escuchar los latidos del corazón, que los dejaron con lágrimas en los ojos, ahí estaba, habían creado una vida ellos solos, y por fin bombita se volvía más real. Después de su entrenamiento Katsuki pasaba por una tienda de bebés, siempre le había parecido ñoño y jodidamente dulce, pero ahora, sentía en su pecho orgullo y ansias por entrar, quería ver a su bebe usando una linda pijama de ositos.
—Todo parece bien con el bebé, está bajo de peso, pero aún estás temprano en el embarazo, sigue las indicaciones y puedes hacer tu vida normal.
Katsuki se tensó.
Salieron de la consulta en silencio, Bakugo no sabía que decir, se sentía impotente, nunca era lo suficiente para hacer que las personas a su alrededor estuvieran seguras.
—Kacchan, necesito que mires un momento.—Murmuro el pecoso tomando las dos manos del cenizo, este lo miro a los ojos con algunas lágrimas—Siento mucho que haya tenido que oír eso, pero nada de esto es tu culpa, solo, tengo que encontrar la manera de curarme a mi mismo antes de...
—Encontraremos, nosotros dos encontraremos una manera para que te sientas mejor y el bebé esté bien.—Katsuki le sonrió y lo abrazo.
Uno de esos abrazos cálidos que te agrandan el corazón del amor que te proporcionan, del tipo que te dejan sin aliento y te dan ganas de besar al padre de tu bebé y primero amor. Pero, de aquellos que te recuerdan que no estas solo en el mundo, que él y su bebé tendrán una verdadera familia.
—¿Crees qué debería ir al grupo de apoyo?
—Solo si tú quieres, yo estaré para ti en cada cosa que decidas hacer, solo quiero decirte algo Izuku, necesito que me mires tu a mi—Tomó un segundo para que le peliverde alzara su mirada y conectara con los ojos del rubio aún en sus brazos.—Para mi, ya eres la persona mas hermosa del planeta, cada curva, cada peca, cada pedazo de piel me pertenece desde que te vi por primera vez, y pienso que es una pieza sagrada.
—¿Pensarás así aún cuando tenga una gran barriga?
—Pensaré eso de ti incluso cuando nos veamos arrugados, porque eres una obra de arte, y pienso admirarla en cada etapa de nuestra vida
—¡Basta! Me harás llorar ¡No puedo creer que estes tan romántico!
Izuku se escondió entre el amplio pecho de Katsuki mientras este reía por la sonrojada expresión del pecoso, cuando lo veía, sentía esa corriente eléctrica que lo recorría de pies a cabeza encendiendo su sistema nervioso, lo tenía que decir, lo que provoca esa pequeña bola de pelos pecosa sobre él, necesitaba decirle cuánto lo necesitaba y lo amaba.
Y lo hizo, sin darse cuenta sus labios ya se estaban moviendo.
—C-Creo que te amo, Izuku Miridoya.
Izuku levantó su cabeza rápidamente mirando otra vez los ojos rojizos que apenas podían contener el contacto visual; se habían dicho esa palabra cuando era jóvenes, lo había dicho mientras estaban enrollados en las sábanas de esa fiesta, pero nunca, en un momento tan intimo. El peliverde se sentía amado y cuidado, por fin cada segundo y minuto que habían pasado separados había valido la pena porque ese pequeño error milagroso los había unido.
—Yo estoy seguro que te amo, Katsuki Bakugo.
Y sus caras se acercaron para darse un beso, por que todos los problemas se volvían silenciosos cuando estaban juntos.
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Mistake (Katsudeku)
FanfictionLa vida de Izuku se resumía en una simple palabra: ballet. Era el mejor bailarín y tenía a todo el mundo a sus pies. Hasta que una noche lo cambia todo, ve su mundo desmoronarse ante sus ojos y no tiene idea de cómo reconstruir todo lo que perdió; l...