Amor

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Katsuki de despertó muy temprano esa mañana, a pesar de las pocas horas de sueño, y la conversación a medianoche, despertó con mucha energía listo para una dia lleno de tareas, hasta que vio en su regazo a la criatura más perfecta de todo el mundo, con su cabello despeinado y una tez pálida con sonrosadas mejillas.Pero estaba demasiado delgado, se podía sentir las costillas cuando lo abrazaba, su clavícula estaba marcada y sentía que se rompería si lo apretaba un poco, sabía que el ballet requería sacrificios físicos, pero el nunca se había visto tan desgastado.

Lo recostó un poco más en el sofá tratando de no despertarlo, y agarró su teléfono que se había quedado en la mesa de su habitación la noche anterior, necesitaba llamar a alguien.

—¿Bakugo? Justo te iba a llamar, tienes una conferencia de prensa en una hora...

—Cancela todo lo que tengo agendado para hoy.

—¿¡Ah!?

—También necesito que me hagas un favor.

—¡Espera! ¿Te vas a tomar un descanso? Ósea no te has tomado uno desde que iniciaste tu carrera como profesional ¿Estas al borde de la muerte?

—¡Callate y busca el mejor ginecólogo de la ciudad!

—¿Ah? ¿g-ginecólogo?

—Si, como escuchaste pelos de pincho.

—Esto debe ser una broma...—En el otra lado de la línea se pudo escuchar un golpe seco.

—Solo has lo que digo, adiós.—Corto la llamada y dejo el teléfono en el mismo lugar.

Se había propuesto una misión, cuidar a Izuku. Tenía que poner todo a trabajar para asegurar la salud del pecoso solo eso le importaba. Se puso su delantal favorito y puso manos a la obra para cocinar algo blando pero rico cuando Izuku despertara, se aseguraría de que comiera sus tres comidas y no tuviera que vivir en un pequeño departamento lleno de goteras y carencias, el se aseguraría.

—¿Kacchan?

—¿Te despertaste? Lo siento, estoy haciendo el desayuno.

—No, esta bien, ya es muy tarde y tengo una clase que enseñar.

—Eres un Deku si crees que te vas a ir de aquí sin desayunar—Le tendió un plato de sopa—Tenemos que hablar sobre lo que va a pasar, no podemos esperar que ese bebé nazca sin tener un plan.

—Si, claro, solo creo que sigo pensando que estoy solo en esto—Auch, eso le había dolido a Katsuki.

—No lo estas, te ayudaré de manera emocional y física, así que, creo que le conveniente es que te mudes aquí.

—No quiero ser una molestia yo..

—No lo eres.

Izuku recordaba el momento que se había enamorado de Katsuki, fue esa vez a los trece cuando los dos habían salido por un helado a una tienda cercana, habían sido amigos de años y se conocían desde bebés, pero nada se compara al sentimiento cuando vio a Katsuki darle su helado favorito cuando el suyo cayó derretido por el caluroso clima de Shizuoka, su ciudad natal.

Pero ahora, volvía a sentir ese calor que había olvidado con el paso del tiempo, el de importar a alguien de verdad.

—Además, mi padre se enojaría si supiera que te dejé ir otra vez—Agregó acercándose más al pecoso logrando que este se sonrojara.

—¡Ah! Si, lo entiendo, muchas gracias.

—Hice una cita con un ginecólogo para hoy en la mañana, no se si es un inconveniente.

Mistake (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora