Mala suerte

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—¡Lo siento mucho señor Miridoya, pero demolerán el edificio!—Su casero estaba frente a él inclinado pidiéndole perdón por la carta de desalojo que había recibido esa mañana

—Si, lo entiendo ¿Al menos tengo los 30 días para buscar algo?

—Eh, la construcción comenzará la otra semana

Cinco días.

Eso es lo tenia para encontrar un departamento donde vivir de manera estable y que cupiera en su presupuesto, golpeó su cabeza con la puerta totalmente estresado ¡Todo le estaba saliendo mal! Le había reducido las horas de clase de danza lo que significaba menos paga, en el metro lo había llenado de café en su sudadera deportiva favorita, y ahora, le sacaban del único hogar que había conocido.

Por lo menos el bebé estaba bien.

—Lo lamentó, debí dar el anuncio hace unas semanas pero con lo qué pasó con mi hijo...

—Esta bien, solo váyase, muchas gracias.—Dijo en un tono brusco antes de entrar en su departamento.

Dejó su bolso en el piso y se dirigió directo al sofá, se recostó y sollozó; el embarazo lo tenía muy sensible, siempre estaba enojado o llorando por algún estupido comercial de perritos, no podía digerir casi nada y la base de su dieta se había resumido a melocotón en lata y Katsudon con wasabi picante. El segundo era el favorito de Katsuki, desde niños, ahora sabía que tenía los genes de un Bakugo.

Antes de que pudiera replicar escuchó el sonido de notificación de su celular, lo revisó y vio que las redes sociales que anunciaban una nueva pelea, de Bakugo.

"¡El invicto peleador estrella japonés peleará con la increíble estrella del boxeo norteamericano!"

—Si, que le va bien...—Dijo en un murmuro.

Ese era otra cosa que no había solucionado, lo de decirle de Katsuki que esperaba un hijo de él, y no era fácil, llegar a su ex novio y solo decirle no era fácil para él. Luego se le vino una idea a la cabeza ¿Qué tal si iba a la pelea de Kacchan? Cuando aún eran adolescente iba a cada una de sus peleas de novato, en ese tiempo no ganaba ninguna, era dominado por la ira de sus golpes y era demasiado errático, pero ahora, era un campeón nacional, y tal vez le gustaría verlo ahí.

Y decirle la noticia después iban en los planes también.

Vio el sitio de la entradas y abrió sus ojos cuando vio el precio, suspiro un poco, tenía que hacer unas llamadas primero antes de pensar en comprarlas, buscar una departamento con su ajustado presupuesto y ver si le quedaba dinero después. Suspiro cansado y se recostó más en le cómodo sillón, sin siquiera darse cuenta ya se había quedado dormido en el sillón, otra cosa desbloqueada desde que su reciente embarazo.

Había ido acostumbrándose al sentimiento de que había una vida en su interior, su vientre no había crecido, para nada, pero igual sentía los cambios en su cuerpo, las náuseas matutinas, lo cansado que se sentía, el dolor de sus pecho, físicamente lo sentía, pero no le veía físicamente, la gente aún no se paraba en el metro para cederle su asiento o algo así, y el aún no había usado la tarjeta llavero que el hospital le había dado para esas situaciones, aún no creía que tenía beneficios.

Pero se prometió algo, todo estaría resuelto en su vida antes de que naciera el bebé, sus deudas, la carrera y la presencia de Katsuki en su  vida también, haría eso por su hijo que aún no nacía. Se lo había prometido y lo cumpliría.

* * *

Katsuki había tenido una mala mañana, había despertado malhumorado, más de lo usual según su entrenador, se había enterado que tenía que pelear con una novato de ligas menores que seguramente iba a perder en el primer round, porque recuerda como era el a esa edad. También el horrible dolor de cabeza y las náuseas que se había levantado esa mañana.

Sus medicamentos se habían acabado así que tenía que regresar con su psiquiatra esa semana, tendría que hacer un espacio porque sabía que se llevaría una gran regañada de la omega que había escuchado todas sus mierdas y lo había diagnosticado con trastorno de explosivo. Había estado algo más distraído en sus entrenamientos gracias a las medicamentos, pero había podido enfrentarlo y enfocarse en el deporte que amaba con todo su corazón.

—¿Quieres invitar a Izuku a la pelea?—Le decía Kirishima desde el escritorio.

—¿Ah?

—Tienes una entrada de cortesía, pero como no tienes a nadie aparte de tu equipo, nunca la usas.

—¿Estas insinuando que soy asocial hijo de puta?

—Solo digo, que si quieres tener a tu mejor amigo de la infancia ahí, puedes—Se había olvidado mencionar ex novio, pero el no lo diría en voz alta.

Cuanto había extrañado al pecoso, no lo había pensado hasta esa noche, cada centímetro de él, su risa, sus pecas, su sonrisa, esos ojos color jade que lo derretían completamente como un adolescente hormonal que nunca había visto algo más hermoso. Pero claro, había sido un idiota y no lo había llamado, ni siquiera le había pedido su nuevo número, debió hacerlo, mantenerse en contacto, eran destinados después de todo, incluso después de lo bastardo que había sido cuando había roto con el hace años.

—¿Hola?¿Tierra a Katsuki?

—Hazlo, dame al entrada, iré a su casa a entregársela.—Dijo apartando la mirada de donde estaba su amigo.

Kirishima no dijo nada solo asintió en silencio, le agradaba  ver a su amigo con algo de compañía después de estar solo tanto tiempo. Con lo del trastorno se había alejado de todo con temor a dañar a las personas, no solo con palabras con golpes, y solo el lo sabía, se había distanciado de las personas que más amaba, y sabía que su amigo no se merecía una vida de soledad y amargura.

El también tenía que darse una oportunidad para amar.


Mistake (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora