Ira

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Kirishima había llegado tarde al hospital, recorrió todo el hospital pero nunca había creído estar en la entrada de ginecología de omegas, tampoco pensaba que Katsuki estuviera abrazado a Izuku como koala al llegar y que gruñera al verlo.

—¿Kirishima? ¡Por Dios, hace años que no te veo!—Dijo intentado levantarse pero fue detenido por la mano protectora del rubio.

—Ten más cuidado, el doctor dijo que tienes que reposar.

Kirishima miraba incrédulo la escena, si, había sospechado que Bakugo había empezado a salir con su amigo de la infancia, que estaban volviendo a salir, a conocerse, no esperaba que fuera a ser tío tan pronto, y más de alguien tan amargado como su mejor amigo, pero este estaba actuando como un cachorro domado.

—¡Miridoya! También es bueno verte—Dijo sentándose el sofá de la entrada tratando de procesar la escena frente a él.

—Pensé que ya no vendrías, tardaste demasiado.

—Había un terrible trafico, si no quieren llegar hasta la medianoche hoy, les recomendaría que se quedaran.

—Oh, creo que nos iremos...

—Nos quedaremos un día más, retrase mi entrenamiento en la tarde

—¿Entrenamiento? ¿Puedo ir?—Dijo Izuku con los ojos de cachorrito.

—Tienes que descansar, además no creo que sea lo apropiado.

—Al contrario, estará sentado todo el tiempo, me asegurare que los empleados estén al pendiente de su seguridad y comodidad, y creo que te motivará mucho, no estas en la mejor racha—Dijo Kirishima recibiendo una mirada asesina de Katsuki.

—Te matare bastardo de...

—¡Katsuki! Vamos, me cuidaré, entonces ¿Puedo ir?—Dijo haciendo un puchero convenciendo y derritiendo al rubio cenizo.

—¡Ahg! Pero descansarás toda la mañana y me dirás cualquier malestar.—Dijo apuntándole un dedo, mientras el pecoso sonreía.

—No puedo creer que viví para ver esto, el gran Katsuki Bakugo siendo domado de nuevo.

—Te doy cinco minutos para irte de la habitación o te despido—Le dijo Katsuki mirándolo de reojo, Kirishima solo abrió las puertas de cristal y salió al pasillo.

Los dos se quedaron en la habitación, Katsuki hacía todo para asegurar su comodidad, desde acomodar su almohada hasta ponerle dos cubos de hielo al agua, hacía todo por el pecoso y también para ignorar la gran tensión entre ellos. El beso había despertado cosas, claro que si, trataban de ignorar ese sentimiento abrazante que les pedía que no se soltaran que se siguieran besando, y lo peor, Izuku sabía que quería más.

—Kacchan ¿Puedes besarme?—Katsuki se quedó helado cuando el pecoso le sonrió.

—¿Ah? ¿A-a que te refieres?

—Quiero que me beses, otra vez.

Bakugo negó pero fue acercado por Izuku para darle un beso. Y no pudo parar.

Los labios de Izuku se sentía tan suaves, tan dulces que parecían irreales, se sentía como una nube. Los adoraba, los mordía, mientras pasaba un mano debajo de la camisa del pecoso, su piel llena de pecas y suave, bajo un poco más hasta el vientre y es cuando sintió el pequeño bulto, y se separó.

—¿Por qué paras?

—No voy a hacerte daño, esperemos un poco, cuando me digan que tù y el bebé están a salvo lo hablaremos.

—¡Un beso no le hará daño a nadie!

—Deku, yo no me conformare con solo besos cuando se trata de ti—Dijo acercándose a la camilla.

—¡Katsuki, Mina te ha estado llamando-

—¡Que no sabes tocar!—Dijo Bakugo sonrojado apartándose del pecoso que estaba rojo como una fresa.

—Lo siento, pero los periodistas están alrededor, han rodeado el hospital y tu psiquiatra está en la puerta exigiendo verte, has faltado a muchas citas, no has ido por tu receta, sabes que no puedes vivir sin ellos.

—¡¿Periodistas!?—Grito Izuku nervioso en la camilla.

—Mierda, dile al equipo que se encargue

—Y-Yo de verdad no pensé que sería tanto lío.

—No te preocupes ya se les pasará, lo más importante será sacarte de aquí a salvo—Dijo acariciando la mano de Izuku de manera inconsciente.

—Seguridad se está haciendo cargo, y con respecto a Mina...

Katsuki había tratado de no tocar ese tema. En las semanas de convivencia con el pecoso había ignorado el tema del psiquiatra, lo única que lo demostraba eran la citas en el calendario de la cocina marcadas con un marcador verde fluorescente. Era un tema difícil de tocar y cada vez que Deku sacaba el tema un nudo se formaba en la garganta, la terapia siempre había sido su más grande debilidad, incluso cuando los medios se enteraron que el boxeador estrella tomaba medicamentos para no matar a nadie en el ring.

—Habla con ella Kacchan, yo esperaré—Susurro mirándolo a los ojos dándole un tierno beso en la mejilla que volvió a derretir a Katsuki.

Bakugo sonrió nervioso, salió por la puerta listo para ser regañado por su amiga y psiquiatra.

Había empezado su tratamiento después de salir de la preparatoria, además de haber encontrado a uno de sus mejores amigas también era su psiquiatra quien siempre estaba para él en los buenos y malos ratos.

Pero no fue un golpe, ni un grito. Los brazos de Mina se enrollaron en los anchos hombros de Katsuki palpándole la espalda haciéndolo sentir como un niño pequeño.

—Debiste llamarme antes...—Dijo a su oído mientras lo consolaba como una madre.

Katsuki no se había dado cuenta lo agotado que estaba.

Se había concentrado en el pecoso, sus emociones, su salud física, cada gesto o palabra era de su completa atención y amor, ni siquiera se había dado cuenta del sudor, ni de las ganas de romper todo mueble, ni del temblor de su cuerpo al abrir una botella de agua. La pequeña dosis que se había tomado hace unos minutos no había dado los resultado esperados, lo habían puesto peor, se sentía frustrado, sus músculos estaban tensos y su cabeza daba vueltas.

 "Odio a todo el mundo"

" Matare al maldito que golpeo a Deku"

Empezó a temblar de pies a cabeza y a dar grandes respiraciones tratando de que el oxígeno circulara por sus pulmones, su manos sudaban pero aún podía sentir el calor que emanaba su amiga quien lo seguía abrazando fuertemente sin dejarlo ir. 

Casi había perdido a Izuku. El miedo lo invadió casi enseguida después de ese pensamiento, el amor de su vida, el padre de su hijo, su vida estaba en riesgo y le había hecho daño otra vez.

—Necesito que respires, Katsuki, mírame, mis ojos están aquí abajo, todo está bien, estas seguro, Izuku esta seguro.

Empezó a llorar desplomado en el piso, Mina sacaba un bote de píldoras y se les tendía mientras decía palabras consoladoras que apenas podía entender; sintió la calma unos minutos después de tomar una  de sus medicamentos que regulaban su temperamento, sus manos sangraban a causa de la presión de las uñas que se habían enterrado en la piel y la sangre desbordaba, eso definitivamente dejaría cicatriz.

—Estas seguro, está bien.—Seguía repitiendo pero el no se sentía así.

No mientras estuviera alejado de Izuku.

...

¡Hola a todos!

Regrese después de un largo descaso, empezaré a publicar capítulos más seguido, muchas gracias por todo su apoyo, la historia ya llegó a los 2k, de verdad les agradezco por leer.

¡Besos y abrazos!

—🌈💜



Mistake (Katsudeku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora