15 no temas mi amor

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Vi al demonio reflejado en el agua, y era yo.

Todo poder tenía un coste, y el mío era la humanidad.

Asier estaba escondido entre las raíces del árbol junto con Nisha, no me había vuelto a mirar desde anoche, y no me sentía nada culpable.

No había ninguna marca en mi piel, como siempre que él me curaba, pero marcas pasadas se esparcían en blanco por mis brazos, cuando me lavé la sangre noté su mirada en ellas. ¿Qué se sentía exactamente estar atado a un monstruo?

El destino era cruel.

— El veneno en dosis pequeñas no es letal — Mi mirada salió disparada como un látigo hacia Yamini. — ¿qué?

Negué con la cabeza y crucé los brazos sobre la camisa marrón. Me había quitado la capa porque se enganchaba sobre los arbustos, pero Yamini siempre iba con ella, como si flotara. Quizás yo tenía poca práctica en llevar prendas anchas por el bosque.

Con el cabello recogido en un desordenado moño sentía el frescor recorrer mi piel, y es que hoy me había preparado para caminar por allí. Con un cinturón grande y ancho que ocultaba mi cintura, había recogido los anchos de la camisa y colocado los cuchillos junto a la daga de la princesa. Llevaba pantalones ajustados de un color marrón oscuro y mis botas hasta los tobillos.

Yamini vestía hoy toda de negro a escepción de su capa. Algún día averiguaría si esa era su única capa o tenía varias iguales.

— ¿algo nuevo? –preguntó Yamini al ver salir a Nisha. La de tez oscura negó y tras unos segundos reapareció también el pálido.

— No debe ser una coincidencia, deben haber más marcas por otras zonas del bosque, quizás rodeen la ciudad. —dijo Asier perdiendo su mirada entre los árboles. — ¿conseguiste enviar la carta? — una pregunta dirigida a la castaña a mi lado, ella asintió.

— Vale, y ahora ¿qué hacemos? — Nisha se llevó las manos a las caderas cambiando el peso de un pie a otro.

Caminamos de regreso a Meigas, nuestro nuevo objetivo era buscar más símbolos, quizás creando un círculo o triángulo alrededor de la ciudad, mientras esperábamos la acogida de la carta en palacio. Dependiendo del impacto de la carta la princesa aparecería en la casa de uno a dos días.

Si todo iba bien alarmaríamos a la princesa y pondríamos en sobre aviso a sus guardias personales, quizás Asier tenía algún otro plan oculto.

→...→...

Pasadas las 4 de la tarde regresé a casa. Estaba segura de que no había más símbolos, las sombras no reaccionaban de la misma manera y por mucho que Yamini y Asier insistieran en seguir buscando, yo lo veía inutil.

Frente al portón de la casa ví a una niña corretear inquieta. De tez morena y con dos trenzas castañas parecía no tener más de 8 o 9 años.Envuelta en un vestido azúl marino y una descosida capa marrón miraba a los lados en busca de algo.

Sus ojos se posaron en mí, se abrieron amplios horrorizados y en un parpadeo desapareció.

—Una trotamundos — Murmuré para mi misma.

Sin darle demasiada importancia a la pequeña morena atravesé el portal y subí las escaleras. Un escalofrío me recorrió antes de cruzarme con el pálido.

Vestido con ropas de cuero y su cabello húmedo cayendo por la frente. Casi se me escapó alguna ocurrencia demasiado irritable para él. Pero decidí mantener una tregua por hoy, él estaba exhausto y después de indagar en el árbol, usar energía extra en el símbolo y seguir dando vueltas por la ciudad, me preguntaba cómo no se había desmayado aún.

Hija de la luna (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora