9 taberna

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Yamini me ayudó a levantarme después de otra caída más. Mi cuerpo dolía, mi cabeza también y las sombras apenas me rozaban. La castaña vestida con ropa de piel me miró con un toque de preocupación. Sus brazos fuertes me agarraron para evitar que me tambaleara.

— Estoy bien — dije anodina.

Yamini enarcó una ceja e hizo el amago de soltarme, mis rodillas cedieron.

— No lo parece. — Su voz gélida me recordó a la del pelinegro. — ¿Por qué no descansas ...?

— No sabía que tenía esa opción. — Musité. La castaña me ayudó a caminar hacia la sombra y nos sentamos bajo un gran árbol cerca del muro. — Desde que Asier comenzó con ... ¿siquiera duerme? — me interrumpí.

Seguramente dormía por la mañana, para tener todas las energías de matarme en la noche. A veces pensaba que esa era la manera para no sentir miedo de mi poder, si estaba demasiado cansada para controlarlo, nunca podría usarlo en su contra...

Con el cuero atado a mi mano día y noche ya casi no sentía la diferencia de llevarlo o no. Las sombras me obedecían casi todo el tiempo, aunque ahora me susurraban cada vez más.

— Han empezado a tomar soldados de palacio para llevarlos a otras ciudades de Skotadis. — Habló la castaña al cabo de un largo rato. — Quizás necesiten a los más poderosos entrenados, hay muchos soldados muertos o malheridos a las afueras de palacio, y el reino de Fos tiene miedo de enviar a sus propios caballeros, así que parece que nos toca todo a nosotros.

— Eso es lo más ridículo de toda esta historia. — La voz de Reima casi me sobresaltó. Al frente junto a Karma y Osmos se quitaba las cintas de los puños. — Digamos que en un futuro seremos un único reino, por no contar la alianza matrimonial de 30 años — Dejó caer despreocupado las cintas a la tierra y se acercó a donde nosotras estábamos sentadas. Su camiseta negra sin mangas se le pegaba al pecho por el sudor. —¿por qué no ayudar al reino con el que sois aliados y pronto se fusionará?

— Porque están casados pero no se soportan. — Karma soltó.

Osmos le miró horrorizado y Reima se rió.

— La cosa es que pronto nos mandaran al frente con esos monstruos, los primeros seréis vosotros Karma. — Insinuó Yamini, su rostro tan dulce no contrastaba con su figura atlética y mucho menos con su carácter venenoso. El pelirrojo puso los ojos en blanco ante lo que parecía una broma interna de ellos solos.

Reima miró al cielo entornando los ojos. — Creo que me pasaré a los guardias reales, no me apetece salir de palacio.

— Los guardias reales no nos quedamos por gusto. — Se quejó el castaño, Reima le sonrió dedicándole una mirada juguetona. — Nosotros cuidamos a la familia real, está en nuestro juramento de sangre, allí a donde vayan iremos, donde mueran nosotros también moriremos.

— Qué dramas eres Osmos. — Soltó burlón el rubio esquivando un golpe al mismo tiempo.

Yamini suspiró a mi lado y yo le dediqué una tensa sonrisa. No tenía ninguna fuerza, ni siquiera para hacer un leve gesto como aquel.

→...→...

Me gané una mirada de desprecio del tutor real cuando abrí la puerta de la biblioteca 20 minutos más tarde de lo que debía. Vasi estaba enfundada en un vestido verde con su cabello recogido en un moño trenzado y una cara de aburrimiento que casi me hizo sonreír.

Había llegado tarde, pues lo que fue asearme rápido para bajar, terminó en un baño y casi quedarme dormida en el agua caliente. Me había puesto una túnica negra que se abrazaba con fuerza en la cintura. Dos líneas de oro rojo recorrían los hombros, la tela se cruzaba bajo los brazos y caía por mi espalda larga hacia mis rodillas. Me había dejado los pantalones de cuero con bolsillos para las dagas, pero iba desarmada.

Hija de la luna (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora