𝐋𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐢𝐧 𝐓𝐞𝐦𝐩𝐞𝐬𝐭‖𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢 • 𝐅𝐞𝐦𝐚𝐥𝐞 𝐎𝐜

𝟎𝟐𝟔

𝐒𝐚𝐬𝐬𝐡𝐚

Abrí mis ojos, era extraño, no recordaba haberme quedado dormida. Una luz tenue de color naranja se colaba por mi ventana encandilando mis ojos por unos instantes mientras trataba de ambientarme a la claridad. 

Un dolor muy fuerte en mi pecho se hizo presente haciendo que al levantarme fuera difícil respirar y al revisar más de cerca encontré unos vendajes que atravesaba toda mi espalda cubriendo mi pecho. Luego, busqué alguna otra parte donde tuviera estas gasas y de hecho sentí una en mi cabeza que pasaba por mi frente, luego un cabestrillo en mi hombro derecho que lo mantenía quieto en su lugar.

Aún estaba desorientada, pero observando más detenidamente la habitación pude ver que estaba en el hospital ¿En cuál? No tenía idea pero me encontraba con una vía en mi brazo izquierdo, caí en cuentas de lo que sucedía, mi primer pensamiento fue...."𝘒𝘢𝘵𝘴𝘶𝘬𝘪..."

Me tiré hacia atrás, caí sobre la suavidad de la almohada que tenía en mi espalda, a pesar de que es diera como resultado una punzada intensa en mi hombro. Suspiré a mi pesar, cerré mis ojos tratando de recordar qué había sucedido en mis últimos momentos consciente.

Recordaba que habíamos llegado a recuperar las esferas, estábamos por escapar ¿Qué pasó después? Mi memoria era bastante borrosa. 

Y temía lo peor.

También había tenido pesadillas, a pesar de que no recordaba haberme dormido, habían sido espeluznantes.

Sentía que Katsuki me llamaba, un Katsuki más pequeño en edad, él tenía una mordaza muy parecida a a que le pusieron en el festival deportivo mientras estaba atado de sus manos.

Estaba llorando a mares mientras trataba de decir algo inaudible, al acercarme y soltar su mordaza podía escuchar mejor lo que me gritaba, el fondo era blanco pero al soltarlo y escuchar lo que me decía todo se volvió negro.

Me gritaba que me fuera.

Que corriera de allí. 

Que no me acercara y que lo dejara atrás.

Trataba de calmarlo pero solo gritaba lo mismo, era casi inconsolable su llanto, y aunque trataba de desatar sus ataduras sus frases me rompían el corazón dejándome paralizada, jamás había escuchado a Katsuki llorar de esa manera.

En alguna de todas sus lágrimas de niño, sus ojos voltearon a verme tratando de buscar un poco de consuelo, pero su vista se posó en algo o alguien detrás mío.

Sus ojos se abrieron como dos platos y sus llantos que se habían apaciguado un poco se volvieron un grito desgarrador, reflejaba tanto miedo, y sólo pronunció una cosa.

Que corriera.

Al voltearme, vi la cara más horrenda que jamás había visto, lo peor de todo eso era que no podía despertar y se seguía repitiendo. Hasta que desperté hace unos momentos.

Sentía esa angustia en mi estómago de que algo había pasado con Katsuki, tenía que averiguar lo que sucedió en el campamento, deseaba que en verdad nada malo le hubiera pasado.

Volteé mi cabeza mientras pensaba en qué debía de hacer cuando encontré a mi tío sentado en una silla mientras dormía plácidamente con su espalda torcida "𝘓𝘦 𝘷𝘢 𝘢 𝘥𝘰𝘭𝘦𝘳 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦". 

Lo dejé descansar, pero en su mano llevaba un reporte del médico, estiré lo que más pude mi brazo izquierdo para agarrar las hojas blancas, al leerlas pude entender la situación mucho mejor.

"𝘌𝘭 𝘥í𝘢 𝘥𝘦 𝘩𝘰𝘺 𝘭𝘦 𝘤𝘢𝘮𝘣𝘪𝘢𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘭𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘯𝘥𝘢𝘫𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘤𝘢𝘣𝘦𝘻𝘢, 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘩𝘦𝘮𝘢𝘵𝘰𝘮𝘢 𝘩𝘢 𝘮𝘦𝘫𝘰𝘳𝘢𝘥𝘰 𝘣𝘢𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘢𝘳𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘢𝘭 𝘥í𝘢 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘳𝘪𝘰𝘳. 𝘓𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦𝘮𝘢𝘥𝘶𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘱𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘯𝘰 𝘥𝘦𝘫𝘢𝘳á𝘯 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘮𝘢𝘳𝘤𝘢 𝘺 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘱𝘦𝘳𝘢𝘤𝘪ó𝘯 𝘱𝘰𝘳 𝘱𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦𝘭 𝘵𝘦𝘫𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘴 𝘣𝘢𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦 𝘳á𝘱𝘪𝘥𝘢, 𝘴𝘶 𝘵𝘶𝘵𝘰𝘳 𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘹𝘱𝘭𝘪𝘤ó 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴 𝘨𝘳𝘢𝘤𝘪𝘢𝘴 𝘢 𝘴𝘶 𝘱𝘦𝘤𝘶𝘭𝘪𝘢𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥, 𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘢 𝘱𝘰𝘳 𝘴𝘶 𝘴𝘶𝘱𝘦𝘳𝘷𝘪𝘷𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘢 𝘱𝘦𝘴𝘢𝘳 𝘥𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳 𝘪𝘯𝘤𝘰𝘯𝘴𝘤𝘪𝘦𝘯𝘵𝘦, 𝘦𝘴 𝘶𝘯𝘢 𝘮𝘢𝘳𝘢𝘷𝘪𝘭𝘭𝘢. 𝘚𝘶 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘰 𝘴𝘦 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘱𝘦𝘳𝘢 𝘢 𝘭𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘤𝘪ó𝘯, 𝘶𝘯𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘦 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘪𝘦𝘳𝘵𝘦 𝘺 𝘱𝘢𝘴𝘦 𝘱𝘰𝘳 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘰𝘴 𝘦𝘹á𝘮𝘦𝘯𝘦𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘷𝘦𝘳𝘪𝘧𝘪𝘲𝘶𝘦𝘯 𝘴𝘶 𝘴𝘢𝘭𝘶𝘥, 𝘴𝘦 𝘱𝘰𝘥𝘳á𝘴 𝘪𝘳 𝘴𝘪𝘯 𝘱𝘳𝘰𝘣𝘭𝘦𝘮𝘢 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘯𝘰."