𝐋𝐢𝐠𝐡𝐭 𝐢𝐧 𝐓𝐞𝐦𝐩𝐞𝐬𝐭‖𝐁𝐚𝐤𝐮𝐠𝐨 𝐊𝐚𝐭𝐬𝐮𝐤𝐢 • 𝐅𝐞𝐦𝐚𝐥𝐞 𝐎𝐜

𝟎𝟑𝟓

𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐎𝐦𝐧𝐢𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐞

Izuku había notado lejana a Tanaka durante todo el día de ayer, siendo que estaba dispersa, era obvio que sucedía algo ya que Katsuki se había acercado preguntando por ella. Se propuso buscarla después de hacer su tarea, Bakugo estaba allí acompañándola después de todo, Midoriya estaba seguro de que él la cuidaría. Además de que no le gustaba interponerse tanto en la relación de ambos, al final de cuentas se sentía culpable de ser la mayor razón de sus discusiones. 

El peliverde los quería enormemente a ambos, fueron sus únicos amigos durante casi toda su niñez siendo así que en el periodo en el que Tanaka estuvo presente podía disfrutar de los juegos siempre y cuando se mantuviera detrás. Todo cambió exactamente unas semanas después de la mudanza de Sassha cuando el pequeño Izuku hizo al fin algo heroico por un niño indefenso ante las burlas del rubio. 

Hizo lo mismo que la castaña hizo por él más de una vez, hizo la diferencia a pesar de salir apaleado por seres más fuertes que él. Sacudió su cabeza con esfuerzo mientras se concentraba en los últimos ejercicios de su práctica de matemáticas, no era momento de dar vueltas por el pasado, sin embargo no era mentira que los quería ni tampoco que estaba preocupado por Sassha pero el historial de ambos muchachos era complicado. No era el momento de entrar en detalles insignificantes.

No duró mucho más de diez minutos para terminar sus deberes saliendo tranquilo de su habitación, tomó un suspiro de su nariz y caminó hacia el ascensor para bajar a la otra planta, sin embargo el elevador subió hacia el quinto piso. Izuku se recostó con tranquilidad esperando, era un poco tarde como para arrepentirse y tomar las escaleras, la máquina tenía como mecanismo el subir y tomar como prioridad los pisos superiores por lo que no se quejó mucho. No tomaría más de tres minutos de su tiempo.

Iba distraído pensando en si era buena idea tomar la cena a esas horas hasta que miró hacia la puerta, el timbre del elevador sonó con sutileza revelando la figura que esperaba desde el quinto piso. Su rostro estaba en penumbras sin embargo el brillo salado de sus mejillas seguía siendo visible en la oscuridad de la noche reflejando las luces del ascensor, sus brazos venían con las carnes rojas y sus cabellos castaños desordenados cubrían sus ojos entristecidos.

Ella lo vio con la cabeza cabizbaja por un par de segundos, Midoriya se quedó pasmado en su lugar mientras terminaba de procesar la imagen de la chica frente a él, no esperó ni una respuesta ni una réplica ni una reacción...Ella ya no esperaba nada realmente. Sólo quería dormir un poco.

-¡¡SA--La muchacha se movió con rapidez para bajar por las escaleras hacia su propio piso, al mismo tiempo que el peliverde trató de llamarle el ascensor cerró sus puertas dejando sus palabras justo el la salida de su boca. 

Su corazón dio un vuelco ¿Qué acababa de ver? ¿Acaso ella se encontraba bien?

Tenía la esperanza de encontrarla en la planta baja por lo que con ansias esperó a que la máquina funcionara, sin embargo, no le vio en toda la noche restante.

Así que a la mañana siguiente no se hizo esperar para preguntar por su amiga. Avanzando con decisión se aproximó hacia la habitación de su mejor amiga, no era difícil perderse realmente, tenía una placa con su nombre al lado de la puerta por lo que llegó en unos instantes. Suspiró brevemente tomando el impulso de tocar esperando no encontrar una escena repugnante digna de una película de terror, cerrando sus ojos con fuerza borró ese pensamiento cambiándolo por una sonrisa que era dibujada en los labios de su querida Sassha. Pensando en que lo recibiría con un cálido abrazo.

No tomó más ansias y con suavidad dio un par de toques a su puerta, llamó por igual su nombre con un poco de nervios.

-Sassha-san...¿Estás allí?- Los tres golpes que ejerció en la puerta resonaron como tambores en los oídos de Tanaka que con su migraña se levantó, sus pasos perezosos no pasaron desapercibidos por los oídos de Izuku quien suspiró con tranquilidad ante las señales de vida.