- Debes tener hambre. Te haré algo rico de comer. Dame cinco minutos para que me dé una ducha y vengo. No te muevas de aquí Candela.
- ¿A dónde te crees que voy a ir? Anda, tira, yo también voy a aprovechar para darme una ducha y ponerme cómoda. Deja de preocuparte por mí. - dije mientras le empujaba cariñosamente hacia la puerta.
La ducha con agua tibia me hizo sentir como nueva, saqué mis vaqueros del armario y una camisa se deslizó de la percha cayendo al fondo del mueble, me zambullí en el enorme armario ropero y algo llamó mi atención. Parecía un papel, algo atrapado entre el fondo del ropero y el cajón de abajo. Pensé que debía ser cualquier tontería, pero la curiosidad me pudo. Retiré por completo el primer cajón y el extraño documento se resbaló más abajo todavía. Saqué también el segundo cajón. Pesaban una barbaridad, pero los pude dejar sobre la cama. Me tendí en el suelo para poder introducir el brazo hasta lo más hondo del mueble. Fui palpando hasta que noté que las yemas de mis dedos topaban con algo. No llegaba del todo bien, hice un esfuerzo más por alcanzarlo y utilizando mis dedos como pinzas pude por fin sacarlo.
Me acerqué a la ventana para verlo mejor. Se trataba de un sobre blanco, manuscrito y en letra cursiva, había dos iniciales:
E.D.
No había remitente. El sobre estaba abierto y en su interior una nota escrita en otro idioma:
Minęło dużo czasu, ale mam je Enric.
Wiesz już, gdzie mnie znaleźć.
N. N.
La nota iba dirigida a mi abuelo, Enric Doménech, no solamente aparecía su nombre en ella, sino que las iniciales del sobre también correspondían con las suyas, estaba escrita a mano, la letra era elegante y delicada, aunque parecía escrita con algo de prisa. Recordé de repente algunas cosas que aprendí cuando leí un par de manuales sobre grafología.
A menudo sentía que yo era una especie de demonio que se alimentaba de conocimientos diversos, saber de todo era algo que siempre prendía mi alma, aunque solía tocar tantos palos al mismo tiempo que sabía de todo y a la vez no sabía de nada.
Me pareció escrita en polaco. Había tratado con algunos clientes de Torun y de Lublin en los últimos meses y me sonó algo familiar. No había matasellos, ni nada que me diera una pista de su lugar de origen, con lo que la carta debió ser entregada en mano y no por quien la escribió sino por un tercero o depositada en su buzón, puesto que estaba firmada y hubiera sido absurdo entregar un mensaje de la misma persona que lo está entregando. Su remitente no utilizó un teléfono, o una red social, ni tan solo un e-mail. Y se tratara de quién se tratara, prefirió no correr el riesgo de dejar rastro de su mensaje. Pero esto es lo que pensé, aunque podía estar totalmente confundida, así que me dispuse a coger mi teléfono para ir a lo fácil. Utilicé el traductor online de polaco a español y el mensaje resultante fue el siguiente:
Ha pasado mucho tiempo, pero las tengo Enric.
Ya sabes dónde encontrarme.
N. N.
Cientos de preguntas se agolpaban en mi cabeza.
¿Qué hacía aquella nota en el fondo de mi armario? ¿Quién la guardó allí? ¿quiso el abuelo que yo la encontrara o fue un hallazgo de algo que estaba escondido?
¿Quién era N. N.? ¿de qué demonios estaba hablando en su nota? ¿Qué es lo que había encontrado tras un largo tiempo de espera? ¿Quién se comunicaba todavía mediante nota manuscrita?

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Agua Amarga
RomanceCandela, víctima de un mundo aparentemente perfecto que ella misma había creado, se encontrará en un peligroso cruce de caminos. El misterio envolverá cada decisión, como un velo que oculta los secretos más profundos. ¿Qué había ocurrido en el pas...