⁓ La muerte golpeará con su bieldo ⁓

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Era la hora, había llegado el momento.

Caminamos discretamente en dirección a la tumba KV62. Era una de las tumbas más importantes de la Necrópolis, a pesar de su pequeño tamaño en comparación con las otras, y por su sencillez, aparentemente no digna de un faraón. Un hipogeo que, para opinión de muchos, no era más que un apaño, un remiendo, envuelto de leyendas y misterios desde que, en 1922 fuera descubierta por Howard Carter.

La oscura noche parecía dar la bienvenida a los difuntos que allí descansaban. La luna iluminaba sutilmente con su brillo la tierra, y las sombras de las montañas confundían a los ojos, jugándonos malas pasadas, imaginando cosas que no eran. Apenas quedaban ya unos cincuenta metros cuando tuve la sensación de que alguien ajeno a nosotros seguía nuestros pasos. Me giré, pero no vi a nadie.

- Jon, puede que esté paranoica, pero creo que no estamos solos. - Le murmuré al oído.

- Yo también lo creo. Apresurémonos en entrar, solo nosotros sabemos cómo.

Nos dimos prisa en llegar hasta el acceso que custodiaban cuatro hombres. No articularon palabra ninguno de ellos, solamente esperaron a que habláramos.

- Ished. - Dijo Jon.

Los guardias asintieron y nos permitieron pasar. Avanzamos hacia el interior, donde las luces ya estaban encendidas. Nos adentramos lentamente hasta llegar a la sala principal, donde aún reposa, dentro de su sarcófago, la momia de Tutankamón. La magnificencia de los murales me dejó sin aliento, completamente fascinada...

- ¡Candela! - Exclamó Jon - debemos darnos prisa.

- Sí. - Asentí con premura.

- Veamos... - Jon estaba muy concentrado en lo que hacía. Mientras se desplazaba por la sala comenzó a explicarme: - Este es el muro norte de la cámara funeraria, - señalaba con sus manos - estas figuras hablan de una ceremonia muy peculiar, la de la apertura de la boca que se practicó a la momia de Tutankamón por su sucesor el faraón Ay. La segunda escena presenta a la diosa Nut dando la bienvenida al faraón y, la tercera a Osiris que lo abraza seguido por su fuerza vital o Ka. Y este - continuó con un bonito brillo en sus ojos deslizándose hacia la otra pared - es el muro Oeste, y sus pinturas están relacionadas con el Libro de Amduat. - Estaba embelesada escuchando cada palabra que Jon recitaba con tantísima pasión. - Narra el viaje de las doce horas nocturnas que realiza Ra en su barca solar por el Más Allá. Éste - dijo señalando la barca con un escarabajo en la parte superior del mural - es un escarabajo Jepri, que representa al dios solar, y estas son cinco deidades más. - bajó sus manos para señalar las pinturas que venían a continuación mientras buscaba, suavemente con la yema de sus dedos, algún tipo de hendidura o ranura en los grabados. - Estos doce babuinos dan la bienvenida al faraón, y representa las doce horas nocturnas que deberá pasar el faraón en su tránsito al más allá.

- ¿Todo eso son plumas de Maat? - Dije señalando con distancia las inscripciones que acompañaban a los simios.

- Sí, lo son, están por todas partes porque, además del simbolismo que ya hemos hablado, también forman parte de los símbolos en la escritura egipcia.

Jon sacó las estatuillas de la mochila.

-Ven Candela, ayúdame.

Me dio una de las figuras.

- ¿Qué estamos buscando? - le pregunté.

- No lo sé. Alguna coincidencia, algo que te llame la atención, o alguna rendija. - Nada que no haya visto nadie antes, la verdad. Esta cámara está muy estudiada. Estas dos paredes - dijo señalando las paredes Norte y Oeste que acababa de analizar - son las que, se sospecha, pudieran ser la antesala de otras cámaras secretas.

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