Prólogo

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Me daba miedo la muerte. Ver a alguien morir por mucho que lo mereciera.

El karma existe y todas las personas tienen lo que se merecen, decían, aunque yo no lo tenía del todo claro.

No estaba segura si la muerte era lo que aquella persona merecía pero menos aún lo que nos merecíamos nosotros. Estábamos condenados. Mateo sería enterrado a metros bajo tierra pero nosotros nos habíamos acabado de enterrar en vida.

Ya no había salida y tampoco quería que la hubiese. No era la primera vez que me enfrentaba a algo así. Deseaba con todas mis fuerzas que no tuviéramos que pasar por algo así jamás pero volvió a suceder y el pasado se volvió presente. No quería estar huyendo de algo que tenía la culpa. Todos la teníamos, fuese cual fuese el verdadero asesino. Éramos una familia y nuestro lema más importante era el de juntos hasta la muerte.

No podíamos desvelar la verdad, eso acordamos. Protegernos los unos a los otros. Hasta el final.

Fue un accidente.

¡Claro que ella no haría algo así!

Mateo atacó primero.

Solo fue en defensa propia.

Le pegué una paliza sin piedad alguna y no me arrepiento.

No todo estaba yendo como esperaba. Algo no encajaba.

Él mismo se suicidó.

¿Por qué las declaraciones estaban siendo tan modificadas? No era lo que acordamos.

Sí. Yo fui quien lo mató. Me declaro culpable. Yo asesiné a Mateo Soriano.

Alguien trastocó todos nuestros planes. Se entregó y ya nada más podíamos hacer.

Con amor, Jake [EN FÍSICO: AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora