Capítulo 17

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VALENTINA

—¿Qué haces aquí? —pregunté por qué fue lo que menos esperaba.

¿Jake? ¿En mi casa? ¿Con mis padres? Todo era demasiado confuso e ilógico.

Noté como en ese momento Jake iba a hablar pero entonces mi padre lo detuvo.

—Jake ya se iba. —lo estaba echando por toda la cara.

Por último, Jake me echó una mirada neutra y se marchó de mi casa. Mis padres parecían muy serios.

La verdad que no tenía ni idea de que había pasado pero tampoco me digné a preguntarles. La cosa estaba tan tensa entre mis padres y yo que apenas nos habíamos dirigido la palabra desde que descubrieron lo mío con Jake.

Cuando vi a Jake allí, en mi casa por primera vez sentí cosas. Sentí anhelo por lo que siempre había imaginado. A Jake y a mí en una relación normal, en la que pudiera entrar a cenar a casa y charlar con mis padres perfectamente. Sabía que eso no era así ni jamás iba a serlo, pero al verlo allí esas fueron las emociones que despertaron en mí.

Mis padres y yo no hablamos de eso en todo el tiempo hasta que llegó el momento de la cena en el que nos encontrábamos mis hermanos, mi hermana, mis padres y yo cenando en la mesa del comedor como cada noche.

—Me alegra que estés llevando el club de feminismo mejor, hija. —admitió mi madre a mi hermana Jandi. Era verdad desde hace poco Jandi ya no era tan agresiva con los chicos del equipo de fútbol de la Universidad, y solo intentaba mejorar y luchar de manera sensata. Desde que Daniel y Jake entraron al club estaba la cosa mejor entre ellos, incluso diría que mi hermana y ellos ya no se mataban tanto como antes.

—Sí, bueno lo intento. Eso no quita que aún me entren ganas de matar a los putos hetero básicos de la Universidad. —comentaba mi hermana y aunque no lo dijo con la maldad literal, a mi me dieron escalofríos el pensar que realmente sí que matamos a un hetero básico. Aunque poco a poco estaba sanando aún me perturbaba recordar ese momento.

Mientras comíamos y charlábamos, aunque bueno, más que charlar yo, charlar los demás. Estaba tan triste que ni siquiera tenía ganas de hablar, al menos no con mi familia. Es más, a pena tenía apetito. Todo me recordaba a Jake... Es que estaba comiendo una sopa de letras e incluso junté en mi mente las letras de su nombre para formarlo inconscientemente. De verdad. ¿Qué me pasaba?

Observé a mis padres. Ambos estaban terminando de comer ya y se comenzaron a decir cosas bonitas. Eso solo me hizo recordar a que podríamos ser Jake y yo perfectamente. Era tan doloroso.

—¿Entonces hacemos eso, no amor? Después de la terapia, te invito a almorzar. —Que romántico sonaba...

—¿Y a nosotros qué? —intervinieron mis hermanos arruinando el momento para acoplarse con ellos.

—Vosotros sois unos viejos ya, conseguiros novia, coño. —soltó mi padre.

—Sí, ojalá.. Pero no todos tenemos la suerte de encontrar a alguien. —las palabras de Michael solo me hizo pensar en lo afortunada que era por haber encontrado a alguien con quien compartía los mismos sentimientos pero fue un sentimiento agridulce el pensar que no podía ser posible.

—No te buscarán a ti porque a mí sí me buscan todas pero yo paso de ellas. —saltaba Jacob a la conversación picado.

Finalmente, terminé de comer la primera y me levanté para llevar el plato al fregadero pero entonces me detuve.

—Valentina. —habló mi padre y yo lo miré. —Siéntate. Nos gustaría hablar contigo. —mencionó mi padre. Me daba miedo cual fuera el tema de conversación pero algo me decía que era sobre Jake.

Con amor, Jake [EN FÍSICO: AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora