Capítulo 24

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VALENTINA

No sentía mis piernas. Ni mis brazos. Ni la yema de mis manos. Pero mucho menos el corazón. Sentí que me arrancaron el corazón en el momento que me dijeron toda la verdad. Me negaba a asimilar que a Jake le quedara poco tiempo de vida, es más, siempre le había quedado poco tiempo de vida y yo tuve que enterarme por terceras personas antes que por él.

Me sentía culpable. Yo era la única culpable de que la enfermedad hubiese empeorado. Sin tan solo Jake no se hubiese lanzado a rescatarme en Australia, ahora podría estar durando mucho tiempo más de vida aunque tampoco estaba garantizado del todo.

Mi Jake... No podía ser cierto... Todo tenía que ser una pesadilla, no podía ser real.

Realmente no pude reaccionar en ese momento. A mi alrededor se escuchaban voces y llantos pero yo tan si quiera podía levantar mis rodillas del suelo. Temblaba y estaba paralizada.

Solo notaba como mis padres trataban que reaccionara y me levantase del suelo pero yo no podía.

En esos momentos mi llanto cesó y eso era lo peor. Comencé a recordar todo lo vivido con Jake y todo lo que nos quedaba por vivir, cosa que no podríamos hacer. Me empecé a agobiar en cuanto pensé en nuestra lista de sueños y en todo lo que aún nos quedaba por cumplir y no podríamos hacer.

En ese momento reaccioné, y entonces con toda la rapidez del mundo, me levanté y salí corriendo del hospital. No podía seguir allí. No sabía hacia donde ir para liberar mi dolor. Tampoco podía entrar a ver a Jake, no podía... Sabía que si lo hacía, yo misma sería capaz de clavarme un cuchillo en el corazón y morirme con él.

Corrí y corrí sin ningún destino. Mientras corría lloraba con fuerzas, a mares. No podía dejar de pensar en nosotros, en Jake, y en todo lo que habíamos pasado para estar juntos. En lo que costó verlo feliz y en que me hiciera sentir del mismo modo. Jake me hizo salir el agujero en que me encontraba cuando realmente era él quien estaba hundido. Sentía impotencia por no haber hecho nada pero no fue mi culpa. Yo no lo sabía. Quería creer que no era mi culpa porque si no, no iba a poderlo soportar.

Corrí hasta que llegué a una carretera en el puente. Me subí a la acera y me acerqué a la valla mientras gritaba con todas mis fuerzas. Abajo se podían ver, en el vacío, los árboles y algunas ramas destrozadas de ellos.

—¡AHHHH! —gritaba para desahogarme a medida que lloraba con el corazón encogido. —Jake... tú, no... —sollocé hasta quedar sentada junto a la valla abrazada a uno de los delgados barrotes que la componían. Mi mirada estaba clavada en el suelo. Sentía que me iba a volver loca cada vez que imaginaba un futuro sin él.

No sabía si lo mejor era estar sola porque se me pasaban muchas cosas por la cabeza pero se me pasaban al instante. Yo no sería capaz de eso. No podía irme ahora, debía estar ahí para él aunque en ese no fuera mi mejor momento.

Se me vino a la mente Dios y lo que Jake creía en él. Dios era una puta mierda. Una puta mentira. Si Dios existiera no hubiese dejado que su hijo más fiel cayera de esa manera. Jake siempre estaba para Dios pero él nunca para Jake. Ahora sí que no creía en ello. No sé como en algún momento fui capaz de hacerlo.

Me fui calmando poco a poco porque ya no me quedaban fuerzas para seguir llorando. No sé cuánto tiempo pasó pero entonces sentí la presencia para alguien. Miré hacia arriba al ver unas piernas frente a mí. Ahí pude ver a Daniel. Me había seguido.

Daniel me ofreció su mano para levantarme y yo tras dudarlo, lo hice. La agarré, temblorosa, y él me levantó.

Ambos nos sentamos en un banco que había cerca. Aún nos encontrábamos en el puente. Hacía mucho frío pero ya ni eso me importaba.

Con amor, Jake [EN FÍSICO: AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora