Con amor, Jake [EN FÍSICO: AMAZON]

Capítulo 12

VALENTINA

1 semana después

Dicen que el amor es bonito pero no es así. El amor duele. Dicen que cuando más duele es cuando no es correspondido pero no es así. Duele mucho más cuando la persona que también siente lo mismo que tú te aleja por miedo, por ese miedo a que las cosas salgan mal, por miedo a no poder protegerte, a hacerte daño, pero él estaba muy equivocado. Jamás me haría más daño del que me estaba haciendo en esos momentos.

Por mucho que se empeñara en que era destructor y dañino, no lo era. Él no era como su padre. Yo podía ver su transparencia. Yo podía ver en él lo que ni él mismo podría llegar a ver en sí mismo. Porque lo amaba con todas sus cicatrices y heridas. Lo amaba con todas sus virtudes pero también con sus defectos pero al parecer yo era la única de los dos que pensaba así. Él prefirió tirar la toalla y elegir el camino del cobarde. Tal vez no me quisiera tanto como pensaba.

Tampoco hablamos bien las cosas. No pude explicarle realmente lo que quería y yo tampoco pude escucharle. La comunicación era algo muy importante y no la aplicamos aquel día.

Pasó una semana. Una semana viéndole pero sin hablarle.

Hace unos meses hubiese sido un regalo muy grande para mí el saber que Jake no me iba a molestar en toda una semana, pero ahora lo echaba de menos. Quería volver a escuchar su voz picándome con cada tontería suya, que me soltara sus comentarios sarcásticos de mierda que tan poca gracia tenían, escuchar su risa hasta que le salieran lágrimas de sus ojos, que me cantara canciones con su guitarra. Quería eso y todo, más de él pero, debido a lo que pasó, eso no fue posible.

Ya no podía más.

Todo me lo guardaba para mis adentros y tan siquiera podía hablarlo con nadie. En casa nadie aceptaría el hecho de que me enamoré de un Bennett. Tal vez mis hermanos pero no les veía a ellos dándome consejos de amor.

Lo único que me quedaba era el recuerdo de aquel hermoso y primer beso de verdad que había dado con Jake. Nunca antes había dado uno.

En fin, estaba tan desesperada que no sabía con quien hablar hasta que me planté en casa de Teri. No sabía que tenía esa niña pero se sentía tan cercana siempre que todos acabábamos contándole nuestros problemas a ella. Realmente ella siempre había sido la unión del grupo. Si no llega a ser por ella, estaba segura que ni la mitad de veces hubiésemos quedado todos juntos. Así que por ese sentimiento me dejé guiar y acabé llamando al timbre de su casa. Como era de esperar, me recibió Jeff, el empleado de hogar.

Finalmente, el mayordomo me envió a la habitación de Teri, o pieza, como él le decía. Era muy gracioso y mono ese hombre. Así que llegué y toqué la puerta.

—¡Pasa quien quiera que seas! —escuché la voz de Teri y me hizo sonreír. En cuanto me vio, vi su expresión de sorpresa.

—¡Valentinaaa! —corrió hacia mis brazos y me estrujó en un buen abrazo. Al apartarme no pude evitar expresar mi rostro entristecido porque con los abrazos y el cariño yo me venía abajo... —¿Ha pasado algo? —en cuanto me preguntó comencé a llorar a mares. Teri volvió a abrazarme y yo me dejé consolar durante un largo rato.

Ambas acabamos sentadas en la alfombra de pelo rosa de su habitación. Le conté todo lo ocurrido con Jake. Al parecer ella no se lo tomó por sorpresa.

—Siempre he sospechado que había algo entre vosotros. —admitió. —Valentina. —me tomó de las manos para mostrarme su apoyo. —Tenéis que hablar las cosas mejor. Dale tu punto de vista y hablar las cosas con calma ahora que ha pasado un tiempo. —me aconsejaba.

—Él se cierra en que no es bueno para mí. No sé si realmente siente lo mismo que yo. —dije dudosa.

—Él te ama. Te lo digo yo. Puedo verlo y casi nunca me equivoco. Solo hay que ver cómo te mira, como te cuida, o como se pone cuando otro se te acerca. Está coladito por ti. —me hizo sonreír aquello. —Pero también hay que entenderlo. Ha pasado por mucho, ha estado solo en las peores circunstancias. ¿Sabías que Jake vivía en la calle los primeros meses de irse de casa? Se negaba a aceptar el dinero de sus padres. —me comentaba y yo la miraba sorprendida.