Capítulo 17, Parte 2. Intercambios familiares.

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—¡Ahí va uno!

—¡Lánzalo ahora!—Exclamó John intentando sostener a Poppy. Aunque esta era muy inquieta.

Estaba muy lejos, no importa que tan cerca estuviera, tendría que bajarse.

—¡Ya tengo tres, Ramón!— Se oyó la voz de Viva a lo lejos.

—¡Vamos ganando!—Soltó una risa maliciosa el contrario. —¿Cuántos llevas, Poppy?—Gritó hacia la otra lancha.

—¡Seguramente muchos más que tu, Ramón!

No quería perder, no tenía otra opción.

Los hermanos de Ramón andaban lo suficientemente distraídos para prestarle atención a su cuñada. Se asustaron un poco cuando ella se lanzó hacia el agua mientras sostenía la red en una de sus manos.

—¡Poppy, vuelve aquí!—John intentaba jalarla devuelta, pero no podía avanzar más, o se caería también.

El resto movió la lancha lo suficientemente cerca hacia la Reina del Pop. Querían evitar que Ramón se diera cuenta, posiblemente golpearía a cada uno de ellos si Poppy se enfermara por estar tanto tiempo en el agua.

La fuerza del río no limitó a la rosada, hizo provecho de esta, posicionando en contra de la corriente la red y atrapando todo lo que viniera.

Se sostuvo con fuerza de una roca. Cuando finalizó su tarea, impulsó un poco sus brazos para llegar a la lancha, aventó la red llena de BrillaMares al bote y le ayudaron a subir.

Bruce y Floyd abrieron la red para contar cada uno, los BrillaMares básicamente eran de un tamaño regular, se caracterizaban por soltar brillo en tinta, olían a dulces. No eran comestibles, pero sobrevivían en tierra y daban la oportunidad de usarlos durante la noche.

—Definitivamente deberíamos vigilarte más, Poppy.— Dijo Bruce mientras daba golpes suaves a su espalda.

—No es necesario, estoy segura de que les ganamos. Es lo que importa.

Lo olvidaron.

Dejaron de remar por casi 10 minutos. Viva y Ramón seguramente les llevaban demasiada ventaja.

[...]

La rubia era similar a Poppy, pero no era ella.

Era extraño, Ramón podía pedirle algo a Veev y ella lo haría de inmediato. Complementaron bastante bien, pues ambos eran ex-paranóicos del exterior y de alguna forma se comprendían.

—¿C-cuantos... Ya... Tenemos...?—Habló Viva, respirando con dificultad, se habían exigido bastante.

—P-pa-parece que... cincuent-ta..— Añadió el contrario.

Nadie lo sabía, no lo esperaban de ellos. Ramón, el que siempre jugaba según las reglas y Viva, siendo la hermana de Poppy, ¿Hicieron trampa?

¿Cómo?

Fácil. Les bastó con reunirse en privado antes de iniciar la competencia, Viva seguiría órdenes sin titubear. Ramón era la mente del pequeño equipo.

Sabía con exactitud las zonas en donde se ocultaban comúnmente los BrillaMares. Estaban a un costado de las rocas que sobresalían del río o a un costado de la tierra. Pero prefirió no compartir esto con nadie, ni siquiera con Poppy. Quizás necesitaba darle una lección sobre control.

Se recostaron en el bote por un momento mientras recuperaban en aliento.

—Hacemos buen equipo, Ramón.

—Parece que sí, Viva.

No convivían mucho más allá de hablarse por que Poppy estaba de por medio, conocían muy poco del otro pero sabían lo básico. En su arduo trabajo en equipo, conversaron acerca de sus gustos, y mediante las acciones del otro, se percataron de lo similares que eran. 

Aventura sin destino. +15Donde viven las historias. Descúbrelo ahora