Los días sin Poppy parecían no terminar nunca. ¿Cómo había creído que tres meses sin ella se pasarían volando? La verdad es que no se sentía a gusto con ninguna otra troll. Solo ella, su adorada Reina del Pop, podía hacerlo sentir completo.
Algo que jamás cambiaría eran sus besos. Coquetos, dulces o apasionados, él siempre se sentía cautivado por el simple contacto de sus labios con los suyos. Cada encuentro era un recordatorio constante de su amor profundo e inquebrantable.
A pesar de quererlo, Ramón comenzaba a hartarse un poco de la insistencia de John Dory. Aunque ya no era el troll exigente de años atrás, no podía evitar ser un poco mandón.
Una mañana colorida y vibrante en la Villa, Poppy, con su característico entusiasmo, se sumergió en sus tareas reales. Sin embargo, algo no andaba bien. A pesar de la alegría que solía sentir al cumplir con sus deberes, hoy un peso inexplicable la oprimía. La ausencia de Ramón se hacía cada vez más evidente.
De pronto, sus ojos se iluminaron al ver a Chiquilina, sumergida en una animada conversación con un grupo de trolls. Poppy se dirigió hacia su amiga, buscando un poco de compañía y distracción.
Chiquilina se detuvo al ver a Poppy acercarse. La pequeña troll le dedicó una sonrisa amplia y preguntó:
—¿Qué pasa, Poppy? ¿Necesitas algo?
—¡Sí! Necesito tu ayuda —respondió la rosada—. Estamos organizando la próxima festividad y tengo que seleccionar algunas golosinas especiales. ¡Acompáñame a elegirlas!
La troll amarilla sonrió, gustosa. —¡Claro! Te ayudaré con eso.
Ambas amigas comenzaron a caminar hacia la tienda de golosinas de la Villa. Durante el trayecto, hablaron sobre la última moda en trajes festivos, intercambiaron chistes y compartieron historias sobre las últimas experiencias de la reina del Pop.
Al llegar, se encontraron con Cooper, aquél troll torpe pero un amigo encantador.
—¡Hey, chicas! ¿Qué están haciendo? —preguntó con genuino interés, soltando una risotada.
—Le dije a Chiquilina que viniera conmigo para probar los dulces que hiciste, Cooper. —respondió Poppy—. ¿Dónde están?
—¡Voy por ellos! —dijo Cooper mientras reía tontamente, de nuevo.
Al regresar, les ofreció una variedad impresionante de dulces y bocadillos. Poppy y Chiquilina comenzaron a probar diferentes golosinas. Desde caramelos de colores brillantes hasta gomitas con formas extravagantes.
—¡Este tiene sabor a moras con cebolla! —exclamó el troll rosa con una expresión de asombro.
Las risas llenaron el ambiente mientras Chiquilina y Poppy hacían muecas divertidas al probar algunas de las combinaciones más inusuales jamás antes vistas.
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Aventura sin destino. +15
FanfictionSeis meses después del rescate familiar, Poppy y Ramón, la pareja real de Villa Pop, anhelan un poco de normalidad. Sin embargo, los celos, las inseguridades y las responsabilidades de la corona amenazan con ensombrecer su romance. ¿Podrán superar s...