Los rayos del sol entraban por la ventana, iluminando la habitación con una intensidad que molestó a Poppy. Tapándose la cara con una almohada, pensó: «¿Qué tan tarde debe ser para que el sol entre con tanta fuerza?»
De un salto, se levantó de la cama y sacudió a su novio.
—¡Ramón, despierta! —gritó, con urgencia.
El azabache, aún medio dormido y con la cabeza dándole vueltas, respondió irritado:
—Hmmm... Siento que me estalla la cabeza. ¿Qué pasó?
Poppy, mirando alrededor con inquietud al darse cuenta de que estaban desnudos, pensó: «¿¡Qué diablos hicimos anoche!?» Sus ojos se abrieron aún más al observar el desorden: cada una de sus prendas esparcidas por la habitación.
Ramón se incorporó bruscamente, tratando de entender la situación. Vio las marcas rojas en las muñecas de ambos, como si hubieran sido sujetados con fuerza durante mucho tiempo, y notó algunas mordidas alrededor del cuello y pecho de Poppy. Su rostro se tornó pálido de preocupación.
—Siento que me tiemblan las piernas y me duelen las caderas —se quejaba la rosada mientras intentaba moverse con dificultad.
—Poppy, no recuerdo nada, ¿te lastimé? —preguntó el azul, con pánico en la voz. —Lo lamento tanto, debí haber sido más responsable.
Ella le dirigió una sonrisa tranquilizadora, tratando de calmarlo.
—Todo está bien, supongo —le dijo, aunque su expresión mostraba cierta preocupación. —Pero creo que necesitamos limpiarnos. —Se esforzó por levantarse de la cama, aún con dificultad.
—Déjame ayudarte —ofreció Ramón, cargándola con cuidado hacia el baño. Era lo menos que podía hacer después del caos de la noche anterior.
Ambos tuvieron que bañarse, estaban sudorosos. Mientras se duchaban, Poppy dijo: —Creo que no beberemos nada durante mucho tiempo. ¿No crees, ChiquiRamón? —La pelirrosa intentó hacer el ambiente más llevadero con una sonrisa, aunque la amnesia de la noche anterior seguía presente.
—Quizás la próxima vez deba cuidar más de ti —respondió Ramón con una sonrisa irónica, intentando aliviar la tensión.
—Bien, creo que deberíamos comer algo —propuso Poppy. Ramón, con pocas ganas de cocinar, optó por algo simple. Sirvió un poco de leche y cereal, colocándolo en la taza favorita de su pareja.
—Esto me hace sentir mejor, ya tenía hambre —comentó la menor, mientras disfrutaba de su desayuno.
Conversaron durante un buen rato, intentando recuperar los recuerdos de la noche anterior. Ramón cepilló el cabello de Poppy, que se había enredado durante el baño. Le hizo una coleta que le quedaba muy bien y, para terminar, colocó su corona con delicadeza.
—Nunca podría haber hecho algo así, ¡te quedó tan bonito! —dijo la rosada, abrazándolo con ternura. Ramón correspondió al abrazo con afecto.
—Y bien, ¿te gustaría salir un rato? —preguntó el contrario, esperando una respuesta.
—No creo que pueda caminar mucho hoy; prefiero quedarme aquí contigo —respondió Poppy con una sonrisa.
—Espero que te guste limpiar y acomodar cosas, porque eso haremos aquí dentro —dijo el azul en tono burlesco.
—Oh, no. ¡No tengo ganas de hacerlo! —protestó Poppy, haciendo un pequeño berrinche.
—Creo que es el momento de darte algo especial —dijo Ramón, sacando una gran caja llena de material para hacer recortes. Dentro había papel de todos los colores y texturas imaginables. —Te conozco bien, sabía que en algún momento dirías algo así.
—¡Esto es increíble, muchas gracias! —exclamó Poppy, emocionada. Se sentó en la mesa para comenzar a recortar, lista para pasar horas decorando.
Mientras Poppy se sumergía en su proyecto, Ramón aprovechó todo el rato para continuar con la limpieza; no podía soportar ver ni un poco de polvo. Se hizo de noche y, después de un día de ordenar y limpiar, Ramón decidió darse un baño, ya que el esfuerzo de acomodar todo lo había dejado sudoroso y sucio.
Mientras tanto, Poppy estaba sentada en la cama leyendo un libro. De repente, Ramón apareció con una expresión de malestar.
—Lo había olvidado —murmuró, y fue al estante a tomar el dichoso jugo. Sintió que el dolor de cabeza se intensificaba, tal vez por los litros de alcohol que había consumido la noche anterior.
—¡Aghh! —exclamó mientras se acercaba a Poppy. Accidentalmente se dejó caer sobre ella, sorprendiéndola y dejándola algo atónita.
Él le sonrió con picardía. —Estas almohadas son tan suaves —dijo, refiriéndose al pecho de la rosada, soltando una pequeña risa juguetona.
Poppy no sabía cómo reaccionar. Se quedaron mirándose en silencio hasta que, finalmente, ella rompió la tensión con un pequeño beso en la frente y le ofreció una ligera sonrisa avergonzada.
—Tonto —dijo, sonrojada.
No hicieron más que recostarse, sintiendo la respiración del uno contra el otro. A pesar del cansancio, se sintieron relajados al estar abrazados, disfrutando la cercanía de la persona que amaban.
—Pude recordar todo lo de anoche. Te mirabas increíblemente sexy arriba de mí. —susurró Ramón, con una sonrisa satisfechamente dormida.
Hubo un momento de silencio, y Poppy, extremadamente avergonzada, respondió:
—¿Q-qué dices qué pasó?
Ramón, sin inmutarse, se había quedado profundamente dormido con una sonrisa en el rostro.
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Fecha original de publicación: 29 de Enero del 2024
Fecha de edición: 01 de septiembre del 2024
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Aventura sin destino. +15
FanfictionSeis meses después del rescate familiar, Poppy y Ramón, la pareja real de Villa Pop, anhelan un poco de normalidad. Sin embargo, los celos, las inseguridades y las responsabilidades de la corona amenazan con ensombrecer su romance. ¿Podrán superar s...