CAPUTULO XX

271 22 2
                                    

¿Qué se supone que eran? ¿Amigos?! ¿Pareja?! ¿Que está pasando?!

Después de el escandalo que provocó Inosuke no hablaron mucho hasta el día siguiente. No mucho después zenitsu tomó el valor suficiente como para poder preguntar pero por más que lo intentarán nunca podía decir lo que quería sus pensamientos se cruzaban.

Sus pensamientos daban vueltas y vueltas muy difícilmente tenía algo en concreto, aunque siempre estuviera pensando no significaba que era una cosa en específica realmente que era distraído.

Kaigaku por su parte no quería hablar sobre el tema no porque no le gustará sino más bien por su nerviosismo, además de alguna que otra cosa ¿que era eso? pues digamos que no se resistíria.

Kaigaku al no saber y no experimentar emociones extremas para él era demasiado difícil tener tanta emoción, cuando se emocionaba más de lo normal las palabras se le atascaban en la garganta o simplemente se quedaba sin aire lo que le frustraba, para él tener emociones extremadamente intensas era un sufrimiento. 

Además que todas esas emociones lo hacian que reaccionara en lugar de hablar.

La mayoría de las veces que quería hablar seriamente con Zenitsu le resultaba tan incómodo bueno no era su culpa, jamás tuvo la oportunidad o tal vez nunca se dio la oportunidad de hacer ese tipo de cosas, en su cabeza y corazón estaba siempre entrenar y ser el mejor pero luego, descubrió que no entrenaba solo por ser el mejor sino más bien, entrenaba para llenar el vacío que sentía, tal vez querer ser el mejor era solo un piso hueco o un parche para no sentirse vacío.

Desde que se volvió a reencontrar con Zenitsu ha cambiado totalmente, no solamente su manera de referirse a él, ya no lo llama idiota ni mucho menos le insulta, no supo en qué momento dejó de insultar lo su manera de ver las cosas también cambió drásticamente, aún recuerda cuando se reencontró con él.

La noche era realmente fría no porque el viento soplara, no porque cayera nieve, no porque llevara una simple capa de ropa, no era nada de eso él lo sabía, sabía que el frío que siempre lo acompañó no tenía nada que ver con su alrededor,  su frió era interno, desde hace mucho tiempo siempre tuvo la sensación de competir con todos que todos estaban compitiendo contra él, haciendo complot contra él, el mundo contra él, pero no era nada de eso la gente ya estaba tan ocupada en su día a día que él solamente era una pequeña partícula o una hoja cayendo que no afectaba en el trayectoria de la vida de los demás.

Al pensar de esa manera también traía consecuencias al hacerse menos el mismo, sufrió emocionalmente.

Su enojo no era con nadie sino más bien con él mismo, estaba corriendo persiguiendo a un caza demonios, en la zona en la que estaba era muy conocida por ser peligrosa de noche no tenia la intención de atormentar al cazador no le importaba en lo más mínimo, lo que sí le importaba era el porque estaba en esa zona. Lo persiguió por varios metros hasta que el cazador por sí mismo y el miedo cayó al duro suelo hiriéndose en la cabeza, el cazador sin mucho murió ahí mismo no por el golpe sino por un paro cardíaco, cuando fue a revisar el cuerpo del cazador estaba completamente frío volteó al cazador para poder tomarle el pulso pero ya era demasiado tarde, una cosa más sucedió una ráfaga de viento hizo un zumbido en su oído completamente desorientado pudo identificar un sonido tan parecido a un trueno que realmente se preguntó si era una tormenta.

No tenía mucho en el mundo de los demonios en el mundo de aquellos seres que él juró destruir, se encontraba realmente destrozado no recordaba con exactitud el porqué varios de sus recuerdos como humano se fueron desvaneciendo, su nombre iba y venía la katana que llevaba consigo ¿para qué era? ¿en dónde estaba? y ¿qué estaba haciendo? eran las múltiples preguntas de su día a día. Y ¿por qué no podía estar bajo el sol? ¿porque su instinto de sobrevivencia lo dominaba?.

Entrelazados Donde viven las historias. Descúbrelo ahora