Éleonor, la hija mayor del ducado Deburk, es una mujer rebelde, exótica que prefiere estar en un campo de batalla que en la alta sociedad... Los rumores dicen que viene de una familia bárbara y no está tan lejos de la realidad.
El príncipe Andrew es...
Oliwis ¿pueden sentir ese aroma? ¡Sí el aroma del drama! Ya se nos viene :v
¿Saben? He pensado que seguiré actualizando seguido, ya que tengo pensado terminar la historia con casi los mismos capítulos que la novela anterior, puse otras novelas que estaban en proceso en borrador, porque la verdad, prefiero avanzar solo en las que están bien avanzadas o apunto de terminar. Debo priorizar, pero siempre se me andan ocurriendo nuevas historias, el infierno >.< , Mi cabeza dice sii y mi tiempo dice no jajaja .... en fin, yo creo que luego de terminar esta historia quiero seguir con esta, la verdad me encanta la fantasía y la edad media o medievo, así que sip tengo varias en la mente, pero esta me ha estado sacando de quicio últimamente y algo he escrito de ella, yo creo que la subiré en booknet de momento, pero así de manera libre, ya cuando tenga tiempito, la subiré acá, en otras palabras tal vez sea en la siguiente existencia, quien sabe xd
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Ya concentrémonos en Andrew y Éleonor, se nos viene los conflictos con el rey, la reina, con los nobles y cuando nuestro querido y odiado Rodolfo se entere sobre que su hija será la amante del príncipe, estará super feliz, ya me lo puedo imaginar jajaja xD
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Capítulo 51: Recompensa
Los amantes se separaron a la entrada de la ciudad, el príncipe Andrew que se subió a su corcel agitó su mano despidiéndose de Nathaniel quien se asomaba por la ventanilla del carruaje, Éleonor, también lo despidió y este le regaló una sonrisa antes de ordenar a su caballo que avanzara.
Al final su alteza real junto al duque Deburk guiaron la procesión, era un mar de gente que los recibía y el cielo estaba plagado de flores y papelillos de diferentes colores. Andrew, de vez en cuando saludó a las personas, pero el protocolo le indicaba como prioridad proteger su dignidad, no era algo que le agradara, pero la formalidad no podía dejarse de lado.
La ciudad de Claymouth era tan alegre como lo fue Soren cuando la comitiva pasó por ese territorio, pero había una diferencia, ninguno podría relajarse en la capital, ahí los grandes círculos nobles estaban, la política, la corrupción y el cinismo eran algo común.
Al terminar la procesión y llegar a la entrada de palacio, el príncipe fue guiado junto a Rodolfo Deburk y algunos soldados de confianza, Lucas Dowelo llevaba el cofre que guardaba la cabeza embalsamada del rey Farid Kurbag, esa era la ofrenda de victoria para el gran rey de Arrendel.