Memorias Robadas [Memorias #1]

CAPITULO CUATRO

Gwyneth

-Hay algo que aún no entiendo.

-¿Qué es, mei? -mi tío pregunta en cuanto estamos en el ascensor.

Lo veo sacar una llave de su bolsillo antes de oprimir en la parte superior del ascensor. El ascensor solo llega hasta el piso número 36, pero en cuanto él oprime un botón aparece el número 37. Él oprime el botón y siento cuando nos empezamos a mover.

-¿Cómo me puedo costear un apartamento para mí sola? Se supone que no tengo trabajo por estar oculta por tanto tiempo.

-Nunca dije que no tuvieras trabajo, solo que no te podrás exponer al ojo público.

Frunzo el ceño, tratando de entender sus palabras, pero no puedo.

-Me perdiste otra vez.

Mi tío suspira antes de frotar su mano en su frente.

-Tenías un trabajo, de manera anónima, en una página web -me explica -. No sé de qué trataba, pero siempre te veía con ese computador y ganabas buena plata de allí. Siempre fuiste talentosa con la tecnología.

-¿Era una especie de... hacker anónima?

-Algo así... Seria de buena ayuda si recordaras algo de eso... -él acorta sus palabras -. Lo siento, no medí mis palabras.

-No te preocupes, no tienes que tener cuidado con lo que me dices. No soy una niña -le recuerdo -. No se si pueda recordar algo de eso... pero, algo pasó hace unos días, el día que te llame.

-¿Recordaste algo?

Niego con la cabeza.

-No exactamente, fue más como un recuerdo mecánico -le digo -. Fui a una piscina y empecé a nadar... y fui excelente en ello, no recuerdo haber aprendido a nadar alguna vez, pero era como si lo supiera de toda la vida.

-Hay cosas que nunca se olvidan, como montar bicicleta. Además, el doctor dijo que las cosas básicas y móviles no se te olvidaron por completo -me dice antes de brindarme una sonrisa -. Tal vez puedas ser de más ayuda aquí de lo que creí.

Encarno la ceja hacia su comentario, quiero preguntarle más sobre lo que quiso decir, pero las puertas del ascensor se abren antes de que pueda hablar.

El último piso es todo un pasillo lleno de personas moviéndose de un lado al otro. Es más largo que ancho, pero eso no quita lo enorme que es y la cantidad de cosas que hay en él.

En el fondo hay algunas puertas que parecen como las de almacenamientos de tiendas, pero dudo que eso sea lo que tengan. En el fondo del pasillo se encuentra un televisor enorme que parece ser controlado por unos ordenadores que están frente de él. Varias personas están allí, hablando de algo mientras otras están en el teléfono.

Desde la esquina derecha hasta el centro del pasillo se encuentra una especie de ring, este es azul en la base con las barreras rojas. Unas cuatro personas están entrenados allí, entre ellas distingo a un chico que lo he visto antes. Uno rubio con ojos azules... él estaba en la clínica.

¿Cuál era su nombre? ¿James?

A mi izquierda encuentro habitaciones que están numeradas, la primera está en el fondo y la última está al lado de donde llegamos. Las paredes están pintadas de blanco.

Y absolutamente todas las personas detienen lo que están haciendo para ver la llegada de mi tío y la mía.

-Buenos días a todos -dice mi tío.

-Son cerca de la una de la tarde, Kai -una chica rubia le dice antes de quitarse los guantes de boxeo.

-Gracias por decirnos la hora, Charlotte, incluso cuando nadie lo preguntó.