CAPITULO DOS

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Gwyneth

-Así que aquí es donde vivo -digo mientras le doy un repaso al apartamento en donde mi tío acaba de dejarme.

En sí es un estudio. La sala y la cocina están conectadas, sin mucho espacio entre ellas. El televisor se encuentra en el fondo, con un sofá frente a él. Un par de pasos después hay una puerta la cual es el baño.

La lavadora se encuentra en un rincón de la cocina. Hay una escalera que da hacia el cuarto (sin paredes), el cual cuenta solo con la cama y un pequeño mueble al lado.

Todo el lugar tiene las paredes de color beige y los muebles son de color café.

Se nota que no me gusta pensar mucho en las decoraciones.

Es lo que pienso cuando veo que las paredes no tienen ningún cuadro y que solo tengo los muebles necesarios.

-Aún está la opción de quedarte conmigo -mi tío me recuerda.

Pasé tres días más en ese hospital en donde aprendí a conocerlo mejor.

Su nombre es Kai Sasaki, es jefe de una corporación que queda en el centro de la ciudad. Tiene una esposa llamada Petunia Burr; aunque su madre no la quiso al principio, aprendieron a aceptarla en la familia. Al igual que mis padres, mis abuelos también han muerto mucho antes de que mis padres lo hicieran.

Acerca de mis padres no se mucho. Cada vez que le pregunto a mi tío sobre ellos, él desvía el tema. Sé que el doctor pidió que no me dijera información que pueda alterarme, pero ¿qué hay de malo con saber un poco de ellos?

No sé ni cómo se llaman.

Como eran conmigo.

-No quiero ser una molestia, ojisan.

Es el término en japonés para decir tío. Me dijo que no quería que perdiera las costumbres de mi país que mis padres tanto lucharon para que conserve.

Una de ellas es la manera de llamarlo.

¿Las otras costumbres? No tengo ni idea.

-Sabes que no eres una molestia, estoy seguro que Petunia no tendría problema con...

-No, en serio te agradezco por todo lo que has hecho -le digo sinceramente -, pero debo hacer esto por mi cuenta, el doctor dijo que era seguro estar en mi antigua casa. Además, tal vez estar en un ambiente familiar ayude a mi memoria.

El parece pensarlo por un momento antes de asentir.

Después de despertarme del coma, el doctor me hizo unas pruebas para saber si perdí conocimiento de las cosas básicas para defenderme en el mundo real. Puedo hacer operaciones matemáticas, puedo utilizar una computadora, puedo caminar, correr. Sé cómo cocinar, lavar platos y ropa... es bueno saber que no desperté sin saber cómo ser un ser humano.

-Esta bien, pero si necesitas algo, lo que sea...

-Te llamare.

-¿Puedo aunque sea ayudarte a hacer el almuerzo? Recuerda que el doctor dijo que guardaras reposo.

Quiero decirle que no, pero no me siento familiarizada con las cosas aquí, así que dejo que él haga la comida mientras subo a la habitación a buscar ropa nueva para bañarme. Tengo el olor a hospital impregnado y solo quiero quitarlo de una buena vez.

Cuando abro el closet que esta pegado contra la pared no dudo en coger una camisa blanca ancha y unos shorts negros. Cuando saco el short, un papel cae al piso.

Frunzo el ceño antes de recogerlo.

Al momento de tenerlo en mis manos me doy cuenta que no es un papel, es una imagen.

Memorias Robadas [Memorias #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora