Capítulo 12

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-¿Lionel? -me llamó Lucifer curioso -luces cansado, ¿No quieres dormir hoy?

-No sé preocupe -pedí sentándome  para tomar desayuno -anoche me quedé hablando mucho rato con Stolas por mensaje.

-¿Stolas? -se acercó.

-Sí, un cliente que conocí ayer -expliqué -resulta que es aficionado al estudio del cosmos y mis teorías le parecieron interesantes -sonreí.

Él apretó los dientes tratando de fingir una sonrisa.

-¿Le pasó algo ayer? -apoyé mi mano en su espalda -parece molesto por algo.

-¡Ahí estás p*erra! -llegó Angel con una sonrisa de oreja a oreja -te vas a divertir mucho hoy, se supone que Valentino va a estar en una reunión con los otros dos de los "Vs", así que tendremos el escenario solo para nosotros y los otros chicos.

-¿De qué estás hablando? -preguntó el gobernante del infierno.

-Ayer nuestro pequeño Lionel salió del clóset, así que hoy aprovechando mi trabajo, tengo planeada para él una experiencia que no olvidará -jactó.

El que estaba sentado a mi lado apretó los puños y no pudo evitar poner una mueca.

Es muy tierno que se preocupe, seguro y piensa que haremos alguna escena de acción.

Son las películas más populares hoy en día.

-Estoy casi seguro que solo voy a ayudar a ensayar una película romántica o algo así -le susurré al rubio cuando la araña comenzó a hablar con Husk -no debes preocuparte, no pienso hacer de doble de riesgo.

-Yo no... -fué interrumpido por su hija que llegaba al lugar emocionada.

-Bien, ahora te toca ir al lugar de trabajo de Angel -recalcó poniéndonos las esposas.

-¿Estás segura que es una buena idea? -le comentó su novia -no creo que sea lo mismo  atender a clientes que ir a un estudio así.

-¡Ya no puedes negarte! -me agarró Angel de los hombros por encima de la mesa -ayer hablé con Zed para darle una sorpresa.

-¿Quién es Zed? -pregunté.

-Uno de mis compañeros regulares -se aclaró la garganta -no te preocupes, él sabrá hacerte sentir bien.

Eso me asusta.

-¡Ya basta! -gritó Lucifer poniéndose de pié -si ya se llevan bien, entonces no hay necesidad de eso -rompió la cadena -tú te quedas y descansas -me arrastró hasta mi cuarto.

-¿Hice algo malo? -cuestioné.

-No, solo -suspiró -¿Qué pensaría Camilla si estás todo el día en el lugar del grupo que más odia en el infierno?

-Oh, gracias -lo abracé -me salvaste de un reto monumental.

-Entonces... -parecía algo incómodo o nervioso -¿Cómo estuvo ayer? ¿Te divertiste?

-Bastante, estuve entregando formularios, pero eso me permitió pasar por lugares que no había visto de la ciudad -expliqué -¿Cómo estuvo tú día?

-Hice un pato-dragón que vuela, por si quieres verlo -ofreció.

-¡Me encantaría! -lo tomé de la mano para que me guiara hasta el pato.

-¡Ahí estás! -apareció Angel -como dijeron que no irías, le pedí a tu sorpresa que viniera.

Me agarró del otro brazo y nos llevó hasta la recepción.

Lucifer apretaba fuertemente mi mano, aunque creo que no lo hacía a propósito.

-Lionel, él es Zed. Zed, este es el conejito del que te hablaba -¿"Conejito"? No parezco un conejo.

El señor que estaba de espaldas sentado se paró y volteó mostrando al menos un metro de altura sobre la mía, y musculatura tan marcada que yo me podría esconder en su brazo.

Que intimidante.

-Hola, supongo que eres amigo de Angel -le extendí la mano con la que estaba agarrado al rubio antes -un placer conocerle.

Él se notó confundido y estrechó mi mano.

-¡Dios, tu mano es enorme! -me puse a observarla -no trato de ser irrespetuoso -aclaré -pero es sorprendente, ¿Cuantas cosas puedes cargar aquí? A mí se me caen mucho después de dos naranjas por mano.

Se rió ligeramente y me levanto sentándome en su mano.

-Supongo que te puedo cargar a tí -comentó.

-¡Es asombroso! -examiné sus deudos con cuidado -¿Qué talla de anillo eres?

Eso me iba a dar el diámetro de sus dedos.

¿Cómo alguien puede crecer así?

-No uso anillos por mi trabajo, así que no sé -me empezó a llevar hacia algún lugar.

Tiene sentido, sería extraño que alguno tuviera un anillo como de casado interpretando una película romántica.

Mientras caminaba me movió de tal forma que quedé arriba de dos de sus dedos, cerró los otros y puso ma mano como si fuera un gancho.

Mis pies no alcanzaban el piso y esto estaba siendo muy incómodo.

-¿Me podrías bajar, por favor? -pedí rojo.

-Pero si ahora viene lo bueno -abrió un cuarto me lanzó a la cama y cerró con llave.

¡¿Qué demonios está pasando?!

-Un placer conocerte -me paré rápidamente -pero ya me tengo que ir.

-Pero si tú sorpresa recién va a empezar -me acorraló y puso su boca muy cerca de mi cuello.

Yo estaba humeando de la vergüenza.

-Realmente estoy bien, como estoy, no necesito una sorpresa -no esta al menos.

Con una de sus manos toqueteo mi abdomen y yo ya están a temblando del miedo.

-Realmente eres como un conejito -susurró.

-No quiero, por favor vete -pedí, pero me sentía inútil.

Este sujeto es enorme, si me intento ir podría incluso matarme.

Un estruendo me dejó saber que la puerta había sido derribada.

Lágrimas de alivio salieron al ver a Lucifer, pero este tenía ahora cuernos, alas y unos ojos completamente rojos.

-Largo -exigió agarrando al sujeto de su camiseta -ahora.

Él me miró, luego a rey de los demonios y sonrió.

-No sabía que ya estabas tomado -se rió y se fué.

-Gracias -abracé a Lucifer cuando esté dejó de volar -tenía mucho miedo, no sabía qué pasaría si no hubieras llegado.

Él se quedó quieto y en silencio unos segundos hasta que me devolvió el abrazo.

-No aceptes ninguna otra "sorpresa" de él -pidió.

-Eso ya lo tengo más que claro -me reí -¿Sabes qué? Ahora sí estoy agotado, me gustaría irme a tomar una siesta. Después me facinaría ver el pato-dragón volador.

-De acuerdo -sonrió mirando hacia abajo.

Me cargó y llevó al frente de mi cuarto, entré y traté de dormir.

Lo de esta mañana había sido demasiado para mí.

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