Capítulo 37 M.E

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-Lionel, no escuches a ese... -llegó corriendo Lucifer.

Estaba completamente perturbado por la información que se me había dado, pero cada detalle encajaba como reloj.

Dios realmente era humano y por eso tenía tantos defectos.

El programa fallaba al reflejar mi apariencia y por eso cambiaba recibiendo una excusa como que era por estar en el cielo.

Ni siquiera Sir Pentius había cambiado al irse al cielo.

Por eso las reglas no eran consistentes. Solo estaban hechas para generar conflictos y no para crear un verdadero sistema.

Todo era mentira.

Un espectáculo que yo me creí.

Estoy muerto, pero esta ni siquiera es mi mente. Solo una copia programada con recuerdos seleccionados.

¿Los niños eran reales?

¿Tía Nina alguna vez existió? ¿O solo era para que alguien validara al final mi orientación sexual?

-¿Tú eres real? -lo miré con lágrimas secas sobre mis mejillas-¿Alguna vez realmente me amaste? ¿Soy solo un videojuego para tí?

Me habían clavado una estaca en el corazón y lo peor fué darme cuenta que los edificios se comenzaban a poner negros y a desaparecer.

Un programa.

Soy algo con lo que una persona real se divierte díez minutos al día.

-¡Por supuesto que te amo! -agarró mis mejillas -te he amado desde el día que te ví en el día de padres .

¿Día de padres?

-Jamás estuve en uno -jacté no pudiendo evitar una mucha por el dolor interno que sentía.

-Claro que sí, les enseñaste a los niños del sistema solar y... -me miró directamente a los ojos -no lo recuerdas ahora, pero te he amado los últimos casi treinta años de mi vida.

-Entonces tú estás vivo -miré al suelo -al menos tú eres real -miré mis manos que ya comenzaban a fallar -¿Te divertiste jugando conmigo?

-Jamás jugaría contigo -aclaró después de besarme -es solo... Yo realmente te extrañaba y ví que necesitaban cerebros humanos para la prueba de un programa que permitiría ver... Me permitiría verte otra vez.

-Solo terminaste con la copia barata de un muerto -acepté.

No soy más que eso.

Demonios buenos, ángeles deshonestos.

Un sistema de puntos que realmente nunca funcionó, que nadie que conocí muriera realmente y solo cambiarán de lugar.

-Lionel, sé de que esto se vé mal -trataba de consolarme -pero te juro...

-¿Siempre lo supiste? -lo interrumpí.

-No, a mí tambiéne borraron la memoria, solo pa podía recuperar cuando... -me desplomé.

-¿Hace cuánto lo sabes? -estaba otra vez llorando -¿Desde hace cuánto me viste hacer el ridículo con teorías y propuestas mientras tú sabías muy bien que era mentira.

Por eso accedieron tan fácilmente a parar el exterminio.

-¿Por qué vino realmente Sera aquí? -me abracé a mí mismo -¿Para burlarse de una pobre IA que hace su mejor esfuerzo?

-El proyecto... -se sentó para quedar a mi altura -el proyecto Matrix fué creado para ver cuánto se demorarían los humanos en darse cuenta que están en una simulación. Sera vino para responder preguntas que pudieras tener y llegar a la idea final.

-Ahora resulta que no soy solo un estúpido juego, si o que también una rata de laboratorio -mis piernas estaban cambiando a un color más negro -¿Cuántas veces hemos pasado por esto?

-¿Qué? -me miró sorprendido.

-No muchas personas deben ofrecer el cerebro de alguien querido para experimentación -supuse -así que tienen que estar seguros de usar los recursos al máximo. ¿Cuántas veces he descubierto la verdad?

-Unas 12 veces contando esta -tomó mi mano.

-Si lo tengo que descubrir yo, ¿Por qué Alastor me contó? -apreté el agarre.

-Él es... -parecía que buscaba las palabras correctas para expresarse -parte de un grupo que trata de boicotear el proyecto ya que no les parece correcto que se experimente con humanos, aunque ya esten...

-Muertos -jacté, lo que le sobresaltó.

Nos quedamos un rato en silencio con todo desapareciendo a nuestro alrededor mientras yo intentaba ordenar mi falsa mente.

-¿Puedes matarme? -pedí.

-Jamás me atrevería a algo así -me abrazó fuertemente -eres la persona que más amo en mi vida, sé que no estuvo bien ofrecer tu cerebro para entrar a este mundo, pero realmente estaba desesperado -me besó apasionadamente -no podía soportar que te hayas ido de mi lado y te quería volver a ver.

-¿Y realmente te ha ayudado en algo? -estaba confundido.

¿Cómo ver la fuente de tu dolor podría ayudarte en algo?

-Es tortuoso -admitió -amo el verte, abrazarte, que durmamos juntos, pero cada vez que lo descubres y colpasas, que desapareces y yo debo volver a la realidad me duele en el alma.

-¿Y por qué lo sigues haciendo? -tomé su cara -¿No es mejor si aceptas que yo ya no existo? Que me morí y lo que ves es solo una representación de lo que era.

-No puedo, pero te prometo no volver a entrar en este mundo -me besó antes que todo desapareciera, incluyéndome a mí.

[Presto cambio]

Me desperté de la máquina con lágrimas en mis ojos al igual que las veces anteriores.

-Lionel -susurré tapándome la cara.

-Samael, recuerda que tienes un mes de descanso antes de repetir -llegó Sera.

Obviamente no tenía apariencia de ángel, en su lugar era un a señora de 45 años rubia, pelo corto y tez bronceada.

-Creo que esta vez me la rifé -escuché a Daniel, quien hacía de Dios -aún no me puedo creer que le dejé sernonearme y darme consejos como si ese sujeto se creyera psicólogo.

-No tan alto, recuerda que Samael te golpeó la vez anterior -se escuchó a Amenadiel.

-¿Ese vejestorio? -cuestionó el de 24 años -le puedo ganar cualquier día.

Salí de ahí, llamé a mis hijos para avisarles que ya no estaba en la simulación llevándome otro sermón de no entrar.

Ya en mi edificio de apartamento en lugar de ir a mi piso, me dirigí al último.

Miré la luna que se notaba hermosa en el cielo nocturno.

-Lionel -hablé a la estrella brillante -no sé si puedes escucharme, pero te extraño un montón cariño.

Me encaramé en el borde.

-¿Te molestaría mucho si te acompaño? -salté.

No sé si el cielo y el infierno realmente existen. Pero sé que tú te mereces lo mejor que haya en cualquier lugar en donde estés.

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