Capítulo 19 E

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-Te felicito por tu victoria de ayer -me pasó la armadura que había pedido para subir -recuerda que allá muchas cosas no son lo que parecen.

-¿No quieres acompañarme? -pregunté -tú y yo conocemos muy bien el terreno y a los ángeles que los protegen.

Camilla dió una pequeña sonrisa.

-Esta vez tendré que pasar -afirmó -pero rómpele la cara a Amenadiel por mí.

Volví al hotel ya reconstruido para prepararme para la batalla.

Subiría yo solo a buscar a Lionel.

Me dan igual las reglas o lo que piensen al respecto. Ellos ya rompieron su parte cuando ese lastre de Adam trató de matar a mi pequeña ayer.

-Papá -llegó Charlie a mi cuarto mientras terminaba de acomodar todo -realmente no creo que sea buena idea que vayas.

-Ya te dije que respeto tu opinión, pero lo haré igual -comenté -lo quiero conmigo.

Una vez estuve listo fuí hasta el ascensor y subí mentalizado lo que iba a hacer.

Las puertas se abrieron, estaba rodeado de guardias.

-No hay ninguna visita programada -afirmó Sera -¿Qué haces aquí?

-Ustedes tomaron a un pecador durante el juicio y lo vine a recuperar -aseguré.

-Resulta que no era un pecador, era parte de los que deben estar en aislamiento -mencionó calmada -ya puedes volver abajo.

-No entiendes -me acerqué y todos apuntaron sus lanzas hacia mí -no te pregunté nada. Te avisé que me lo llevaría de vuelta.

-¿Sabes el pánico que causaría que vieran al rey del infierno llevarse a un ciudadano? -cuestionó -vete, es la última advertencia.

-Me da igual tus ignorantes adiestrados, yo vine por Lionel -saqué mis espadas de metal angelical.

Aquí no tengo todo el poder, por lo que debía traer algo en caso de pelear.

Ella salió volando, a lo que yo le iba a seguir, pero uno de los guardias atascó una cadena en mis alas.

No me quedó otra que deshacerme de estos primero.

Pegué un tirón a la cadena para mover al que la lanzó tirando a todos los que estaban delante de él mientras que con las espadas me defendía de lo que iban atacando.

Caían y morían uno tras otro pero de inmediato llegaban más.

Debo ir a un lugar en el que no pueden pelear.

Abriéndome paso tiré el portón dorado y llevé la batalla a la ciudad.

Las personas entraron en pánico al verme cortarle la cabeza a un ángel y lanzarla a la cafetería.

Aproveché el caos para quitarme la cadena y salir volando tratando de encontrar alguna pista con la mirada.

En unas nubes alejadas al resto del cielo pude ver rectángulos.

Eso no estaba antes.

Un ángel estaba en la puerta, pero lo maté sin muchos problemas.

Tenía un pequeño gafete que decía "sección 16".

Es aquí. Él debe estar acá.

Me puse a ver por las celdas buscando a Lionel, pero solo ví, según  los carteles de arriba,a una tal "Madre Teresa" y a un "Joseph John Thomson" entre otros.

Al encontrar la celda del hermoso hombre que venía a buscar, estaba vacía.

-Muy tarde, ya se escapó -se burló la persona de la celda de al lado.

-¿Qué demonios quieres Eva? -me paré frente a ella -¿Sabes dónde está?

-Fácil, fué hacia arriba -señaló.

-Arriba no hay nada -contradije -me vas a decir dónde está y me lo dirás ahora o tendremos un problema.

-Él sí te gusta en serio. No te culpo, es un chico interesante -se rió -no tengo motivos para mentir y engañar como tú lo hiciste hace milenios. ¿Por qué no confiar en mí palabra?

-Es inútil hablar contigo -suspiré y me disponía a seguir buscando.

-Tú que dices que arriba no hay nada, ¿Se te olvidó quién está arriba de todos? -le escuché y sentí una punzada en mi corazón.

Miré hacia arriba donde un remolino de nubes se comenzaba a formar.

¡M*erda!

Un movimiento rápido captó mi atención y detuve la lanza de Amenadiel rápidamente.

-¿No fué suficiente tu castigo eterno, Lucifer? -cuestionó en posición de combate.

-Eso me da igual en este preciso momento, solo busco a alguien -avisé.

-¡No te llevarás ninguna de nuestras preciosas almas a tu basurero humano! -lo dice como si él fuera mejor.

Con una espada traté de inmovilizar la lanza para poder acercarme, la terminé partiendo de la punta.

-Te dije hace milenios que cambiaras esa cosa vieja de madera -me golpeó la cabeza con el palo.

Agarré su arma y la apoyé en mi hombro para hacer una palanca y lanzarlo al otro lado, mas la soltó antes.

La armadura evitó que me apuñalara con la punta, por lo que aproveché  la cercanía para afirmarlo y con el mango de una de mis armas golpearlo en la nuca repetidas veces hasta que perdió la conciencia.

-Esa es de parte de Camilla, idiota -lo dejé en la prisión en la que debía estar Lionel.

-Te dije que no -llegó Sera en la misma armadura de batalla que usó en el día de mi destierro.

Los puñales que ella usa son tan duros y filosos que rompieran cualquier protección.

Debo tener cuidado.

Tomé a Amenadiel del cabello y le puse una de mis espaldas en su garganta.

-Suelta las armas ¿O te llevas su cabeza envuelta para regalo? -por fin pude usar una de las frases que practiqué para asustar.

-No te atreverían -apretó los dientes.

-La cabeza de ese ángel en la cafetería dice lo contrario -la miré fijamente.

Ella los soltó, por lo que yo solté al imbécil y me acerqué para atacar.

No contaba con que ella tenía un tercero oculto en sus botas.

Logró darme en el brazo haciéndome sangrar, pero yo también rocé su cuello mostrando el líquido dorado.

Ella salió volando, a lo que la seguí con precaución, y levantó su mano en lo que los otros dos puñales venían hacia ella.

Corté su mano estirada evitando el puñal que iba a mi cara por poco.

Ella gritó de dolor, pero agarró su arma con la otra mano para seguir la pelea.

¡Hola!

Espero que se encuentren lo mejor posible y les haya gustado el capítulo.

Recuerden que si tienen preguntas, pueden hacerlas con total libertad.

¡Nos leemos luego!

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