Capítulo 21 E

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Luego de escuchar al viejo agarré a Lionel y lo cargué abriendo un portal hasta el hotel.

Mi hija, su novia y los otros estaban ahí esperándonos.

-Necesito un descanso -declaré dejando al hermoso hombre que cargaba delicadamente en el suelo, tomé su cara y besé su mejilla -voy a dormir en tu cuarto.

Me disponía a irme cuando este me agarró de la parte de atrás de mi saco.

-Antes debemos curarte -me llevó hasta el baño bajo la expectante mirada de todos.

Me desinfectó y vendó las heridas con una sonrisa.

-¿Sabes? -llamó mi atención -si quieres hablar con alguien de lo que pasó, estaré feliz de escucharte.

Realmente es una luz brillante y cálida en mi vida.

-Creo que primero necesito dormir e intentar procesar todo -traté de hacerlo sonar como broma, a lo que él me miró tiernamente.

-Yo estaré en el estudio intentando integrar la nueva información a la maraña de incógnitas que tengo -se rascó la nuca mirando el suelo -si te sientes cómodo ahí, eres bienvenido cuando quieras.

Lo amo.

-Sí, necesitaré consejos para decirle a Charlie que su abuelo quiere verle y contarle todo -suspiré -tú eres el experto en contar situaciones difíciles según me enteré.

Sonreí, mi padre lo había halagado bastante durante su discurso mientras él trataba de unir los hilos en su cabeza.

Es bueno ver que es valorado hasta por ese viejo.

Al salir estaba mi pequeña parada en la puerta nerviosa, a lo que seguí caminando.

-¿Lionel? -le escuché decir mientras la puerta se cerraba -¿Eres novio de papá?

Paré en seco.

-Nos dijimos que nos gustábamos y eso es suficiente por ahora -explicó su dulce voz -con tu padre hemos tenido unos días de locos y él necesita espacio para pensar. Siendo honesto, yo aún no logro darme cuenta de todo lo que sucedió claramente. Es mejor dejar esa conversación para el momento en que ambos nos sintamos mejor y listos para abordar el tema.

Tiene un talento natural para tratar con niños.

-Por ahora hay que dejarlo descansar, recuperarse y estar para él si nos necesita -es muy considerado -deberías alegrarte, Sir Pentius me fué a ver, estaba en el cielo como un ángel y se canceló el exterminio.

-¡El plan funcionó! -gritó ella feliz y yo me alejé.

Me dejé caer sobre la cama de Lionel y abracé la almohada, su aroma me hacía sentir más tranquilo, pero sería vergonzoso pedirle que se quede conmigo por horas mientras intento dormir.

Mi vida había perdido todo propósito.

Siempre creí que al menos les había dado la oportunidad de ser lo que querían a las personas y para mí desgracia lo usaron de mala manera. Jamás pensé que mi sacrificio carecería de significado realmente.

Luego está que se supone que el infierno y el cielo son pares, está a años luz de ser eso cierto.

Van a abrir los otros anillos del infierno para los pecadores y eso me tiene preocupado. No quiero que reemplacen a los Imps o a otros nacidos en el infierno, pero tal vez puedan ayudar a desarrollar las zonas rurales.

¿Qué se supone que debo hacer ahora?

¿Tomar el control?

¿Mantener en raya a todos los soberanos?

¿Organizar este lugar?

Padre propuso crear un "espacio neutral" en el que no viva nadie, pero las personas del cielo e infierno se puedan juntar para visitarse ya que muchas familias se habían roto por esto.

Van a liberar a Eva y a todos los demás que estaban encerrados ahí dándoles la oportunidad de escoger a dónde quieren ir.

Espero que todos escogan el cielo, todos aquí tratarían de aprovecharse de ellos y la dichosa segunda mujer no me dejaría en paz.

Me desperté más cansado de lo que me fuí a dormir, así que me fuí al estudio para echarme en el sofá.

Al abrir la puerta me encontré al científico más guapo que haya visto durmiéndose mientras escribía.

Todo el cuarto estaba repleto de pizarras grandes, chicas, medianas, delgadas y largas en todas partes repletas de preguntas y teorías de respuestas en base a la información que estaba en las pizarras pegadas a la pared.

Cambio de planes.

Tomé al somnoliento y salí en camino a su habitación.

-Día duro, ¿No es así? -apareció sonriente Alastor.

-No estoy para tu m*erda -aclaré y pasé por al lado, pero él me siguió.

-Tantos problemas, tantas preguntas, tantas posibles respuestas van a enfermar a ese niño -miró a Lionel -yo podría despejar su mente, que no piense tanto en esos problemas y viva sin cuestionar, a cambio de un favor a futuro ¿Es un trato? -extendió su mano.

Aparté su brazo extendido y le agarré su oreja jalándola hacia mi cabeza, lo que claramente odió por su expresión.

-No quiero que si quiera te acerques a él o le ofrezcas cualquiera de tus m*erdas de tratos, ¿Quedó claro? -lo miré serio, estaba cansado y solo quería que nos fuéramos a dormir.

No cambiaría su forma de ser por nada, le ayudaré a responder todo lo que pueda para que no se enferme.

Charlie nos miró a lo lejos por el pasillo con los ojos grandes y una sonrisa, no sé qué está pensando, pero me encargaré de eso después.

Dejé a Lionel delicadamente en la cama y me acosté a su lado.

Él me abrazó entre sueños, lo que le correspondí.

Tendré que hablar con Camilla y contarle todo lo que pasó, planear cómo organizar este lugar y gobernarlo efectivamente, sin mencionar que avisarle a los soberanos con altas probabilidades de que no estén de acuerdo y deba batirme a duelo con alguno.

Podría obligarlos a hacer un trato conmigo para poder tener acceso a sus establecimientos, de esa manera ninguno me va a poder desobedecer en los momentos cruciales.

Miré atentamente la cara del amable ser que dormía conmigo. Tenía ojeras notables.

No debió ser fácil para él. Tal vez no peleó físicamente, pero sus ideas y corrientes de pensamiento que sacan conclusiones nunca antes pensadas han ayudado enormemente a conseguir todo esto.

Con un cálida sensación en el pecho, me dormí entre sus brazos. Era mucho más efectivo que la almohada.

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