En un vasto océano de leyendas y secretos, donde los ecos de antiguas batallas aún resuenan entre las olas, se despliega un mundo de piratas y aventuras que desafían la imaginación. Un reino donde los dioses observan desde lo alto, susurrando destin...
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Rusu se levantó con un fuerte dolor de cabeza. Aquello le sucedía siempre que tenía una mala noche o pesadillas. Maldijo a Morfeo¹ por no darle buenos sueños.
Con pesar, se levantó de su cama para ir directamente a la cocina del submarino, pero lo que ella no se esperaba al abrir la puerta de su habitación, fue ver boca abajo al submarino. Todos iban de un lado al otro sin parar. Pero aquello tan solo sorprendió un poco a la mujer, pues luego recordó que dentro de poco estarían en Marineford. Y con tranquilidad fue hacia su destino.
Al llegar se encontró con la persona a la que menos quería ver en esos momentos, puesto que ella recordaba perfectamente lo que había pasado la noche anterior. Y no la podemos culpar, ¿cómo se sentirían si se encontrarán con la única persona que las vio indefensas?
Para Rusu, la respuesta era simple: Ella simplemente fingiría que nada había pasado. De esa forma, no sería tan vergonzoso.
Pero claro, Law no entendía el significado de "vergonzoso momento que quiero olvidar", así que hizo lo que cualquiera habría hecho en su lugar. Nótese el sarcasmo.
—Veo que ya te despertaste Kurayami-ya —Aquello hizo sobresaltar a la pelinegra, sintió una pequeña presión en su pecho..., ¿Por qué no la llamó por su nombre?
—¿Quieres café Rusu-chan? —Le ofreció un amigable Penguin.
—... —Rusu solo se limitó a tomar el café que Penguin le extendió y se lo llevó a los labios.
—¿Mmm? Sueles estar más charleta —comentó burlonamente el pelinegro—. ¿Acaso te comieron la lengua los ratones?
Aquel comentario, hizo sonrojar levemente a la chica... Y enojar. La actitud del hombre le provocaba verdadera ansiedad.
Su situación era rara.
Ese hombre provocaba algo en el corazón de la chica que ella no lograba identificaba; tampoco se preocuparía en encontrarlo.
Pero había una emoción que sí identificaba.
La ira que le provocaba que ese hombre se burlara de ella. Pero no había mucho que pudiera hacer.
Pero por otro lado, Law, al ver que la chica no abría la boca.
Sonrió.
Le agradaba molestarla. No sabía muy bien por qué, pero el simple hecho de verla enojada le parecía..., ¿tierno?
Law se sorprendió al encontrar aquel pensamiento en su mente.
¿Desde cuando alguien le parecía tierno además de Bepo?
La duda no pudo seguir comiendo su mente, pues en aquel momento, aquel oso blanco lo llamó para organizar la forma de llegar a Marineford.
Finalmente cuando Law se fue, Rusu se dejó caer en una silla. Llevó su mano a su cara para calmarse.
