Epílogo

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Who's afraid of little old me? (Taylor Swift)

2 años después...

Había logrado muy bien a adaptarme a la universidad en el centro de rehabilitación, costó mucho convencer a la universidad de permitirme eso, pero digamos que mi padre sea amigo del dueño de la universidad ayuda e influye muchísimo. Me mandaban los trabajos que hacíamos y los exámenes por medio de Karla. Nunca hablé con ellos directamente, bueno con ninguno de mis seres queridos... de eso se trataba todo esto. De alejarme de completamente todo.

Y los primeros seis meses fue complicado, más que todo el no tener contacto con el exterior, pero fue más que necesario. Necesitaba sanar. Y el centro no solo se encarga de aislarte de todo, te da terapias, ejercicios, entre miles de otras cosas. Hice una amiga —aparte de Karla—, llamada Riya. Es de la India, pero se mudó acá por una situación complicada, su padre abusaba de ella, sí su padre, no su padrastro ni nada de eso. Su padre de sangre.

Ahí también aprendí a ser todavía más empática y consciente de lo podrido que está el mundo, sané y entendí cosas que hace años atrás no hubiese podido siquiera asimilar. Realmente la rehabilitación era de un año y seis meses, pero decidí estar seis meses más. No porque lo necesitara, sino para volverme más fuerte mentalmente. Y también porque la idea de verlo a él me aterraba.

Te aterra.

Y aunque hubiese querido estar más tiempo, también entendí que no puedo vivir en una burbuja para siempre, que debo y necesito volver a la vida real, a los problemas reales, a enfrentar todos esos miedos que un día tuve y que siguen ahí pero que he aprendido a mantenerlos escondidos y también a disminuirlos. Al final de eso se trataba todo. De no olvidar, pero si perdonar y aprender a vivir con ello.

Nada es tan grande como para ser irreversible...

Y con respecto a Iván, está preso, lo condenaron a treinta años de prisión, ¿muy poco? Por supuesto, pero es mejor que estuviera afuera. Hablemos sobre la principal razón de mi regreso a la ciudad. Bueno que tenía que ir a la ceremonia de graduación, sí, todo eso que hacen los universitarios cuando se gradúan. Así que no me quedaba de otra que volver, aparte que mi padre influyó mucho en mi decisión (chantaje emocional).

—¿Estás lista, hija? —dijo mi padre en la que había sido mi habitación por tanto tiempo.

Resoplé y asentí débilmente.

—Solo que sepas que estoy más que orgulloso de ti, ya dimos un gran paso, ahora toca mantenerlo.

—Lo sé, gracias, papá.

Nos montamos al auto, pero un grito se escuchó desde lejos.

—¡Emily!

Era Karla y Riya, mis ojos se humedecieron, salí de auto y las abracé.

—Las busqué por todos lados y no las encontraba —dije con la respiración agitada.

—Nosotras también —dijo Karla.

Sonreí. Riya saldría en poco... mientras Karla nos visitaría en cada momento libre que tuviera. Otra cosa positiva de todo esto, las amistades.

Solo mencionas las positivas, porque si hablamos de las negativas nos estamos un día completo llorando.

—Las esperaré —dije.

—Lo sabemos —Riya dijo con una sonrisa de lado—. Ah y cuando lleguemos allá cuéntanos todo lo que ha pasado con el rubio ese.

Me ruboricé.

—Prometanme que me irán a visitar.

—Lo prometemos —respondió Karla.

Alma en pedazos ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora